➳Found me. ▹USChi◃

Missing.

↱Dedicado a TsukiKun1105 ↲

Otro halloween más.

Otro halloween en el que Manuel saldría con su mejor amigo, Alfred. Un estadounidense ruidoso, alegre y carismático; cabello rubio y ojos azulados. Todo lo contrario a Manuel; ojos miel, pelo marrón, y un tono de piel más oscura, pero sin alcanzar a ser Moreno.

Este par de amigos siempre iba a visitar casas los días de halloween como todos los niños del vecindario.
Aunque siempre pasaba lo mismo. Alfred no recibía dulces y parecía ser ignorado por las personas a excepción de Manuel.

Manuel preguntaba por qué no le daban dulces, mientras que al mismo tiempo señalaba al rubio, apuntando con su mano en donde estaba.

—¡El está aquí! ¡Lo juro!—dijo inocentemente González esperando respuesta de parte de los adultos.

La reacción de los mayores era siempre la misma;; solo sonreían y cerraban la puerta.

—¿Por qué a ti no te dan dulces, Alfred? ¿No estás apenado por eso?

—No creo que te gustaría saber la razón de por qué no me han dado dulces estos últimos dos años en los que hemos ido a recoger dulces, Manu.— respondió sonriendo, como siempre.

—Pero...

—Pero nada. No es muy agradable la razón—hizo una pausa para tomar aire—No es muy agradable la razón por la cual nadie me toma en cuenta. ¡Hasta Matthew es más notado que yo!

—Matthew no sale en Halloween , ¿verdad?

— Nope. Él es igual o quizás más tranquilo que tú. Solo quizás.—Pensó qué decir, vacilando sus ojos un momento hacia algún lado.— ¡God, quien engaño! Matthew es muy, muy tranquilo. ¡Mucho más que tú! Además, ¡el es prácticamente un fantasma!

El castaño solo rió ante los comentarios del rubio. Luego se quedó callado y miraron juntos la noche sentados en un monte, comiendo dulces.

—Los envoltorios de los dulces siempre traen algún mensaje, ¿no?—Dijo Jones abriendo otro caramenlo— 'You found me'. Haha, que mensaje más...— al darse cuenta de lo que estaba diciendo, al instante dejó de hablar.

—¿Pasa algo, Alfred?

—No, nada.

—¿Seguro?— parecía preocupado, este Halloween estuvo actuando muy raro.— Estás más...No lo sé...¿raro? Que de costumbre.

—¡Hey! ¡¿A que te refieres a que estoy más 'raro que de costumbre'?!—exclamó sorprendido y fingiendo estar indignado, haciendo además comillas con sus dedos.

El contrario rió a carcajadas, y esa fue la única respuesta que obtuvo Alfred.

—Manuel...—llamó a su amigo.

—¿Que pasó?

— Gracias por ser mi amigo.— posteriormente de decir esas palabras, el rubio sintió una sensación de alivio; ahora sólo restaba decirle una cosa más. No obstante, el último asunto pendiente era algo difícil de explicarle; seguramente no lo entendería, pero aún así valdría la pena el intento. Lo intentaría de la manera más sutil posible, no quería causar una mala repercusión en Manuel.

—¿Quieres volver con tu madre?— cuestionó espontáneamente Jones.

—Dale.—

Bajaron de donde se situaban para luego ir al hogar de Manuel, una casa común y corriente; la madre del chileno tenía un jardín muy bello. Se podían observar rosas, enredaderas, calas, margaritas y copihues, también árboles de cerezo y más.

Ya estando en la entrada de su residencia, los ojos color ámbar de Manuel se centraron en los negros ojos de su madre, haciendo contacto visual; le pidió que le tomara una ultima foto con Alfred antes de ir a recoger más dulces.

La mayor respondió afirmativamente, tomando su celular para abrir la aplicación de cámara y pedir que posaran para la foto.

"Cheese!"

Luego de tomar la foto, los amigos se dirigieron al monte, de nuevo; hicieron la misma rutina que de costumbre. Sentarse, comer dulces y charlar mientras miraban las distintas luces de brillantes colores que se veían, provenientes de la ciudad.

Aunque esta vez, pasó algo fuera de lo habitual.

Alfred se levantó calladamente —algo bastante raro en él, puesto que siempre estaba hablando, aunque sea una estupidez—, y fue en dirección a una cerca hecha de alambres, algo rota y adornada de espeluznantes carteles con mensajes que transmitían la obligación de no acceder al recinto.

Obviamente, Alfred pasó; no era el tipo de persona que era muy obediente. Los héroes son valientes.

Y bueno, González sólo le intentó seguir el paso, perdiendo de vista a su compañero y entrando en un estado de miedo, soledad y desesperación.

Luego de unos minutos de trote intenso, Manuel visualizó un árbol, totalmente solo. Parpadeó varias veces, gritando el nombre de su mejor amigo. Miró en varias direcciones, y al volver a centrar su vista en el árbol, ahí estaba él. Se preguntó cómo había llegado ahí tal rápido, pero la pregunta formulada la desechó de manera rápida de su mente, porque en aquel momento, solo importaba estar con el estadounidense.

El chileno sé sintió aliviado luego de encontrar a su amigo, y sin pensarlo dos veces, se sentó junto a Jones, debajo de el árbol. Ahí ambos se quedaron dormidos.

Por otro lado, su madre se había empezado a preocupar. Manuel estaba hablándole a la nada misma; era preocupante pensar en un posible caso de esquizofrenia infantil.

Pasaron los minutos, su hijo no regresaba; pasó una hora, y no rastro del menor. Decidió llamar a la policía, estaba especulando que es lo que pudo pasar con Manuel, a pesar de confiar en que su hijo es alguien bastante inteligente a su corta edad.

Las autoridades buscaron al menor en el bosque, donde habían estado tiempo atrás los amigos. Se adentraron más, hasta llegar al árbol donde yacía el castaño durmiendo profundamente, al lado un niño.

El único problema es que el niño no era un niño; si no más bien, un cadáver de lo que alguna vez fue un niño. Los policías se estremecieron un momento, y tras calmar a los padres de González, uno de ellos buscó en una libreta si era uno de los niños perdidos recientemente.

Alfred F. Jones
Estado: perdido.
Edad: nueve años.
Perdido desde las siete con cincuenta y dos minutos de la tarde, 14 de octubre.

Tras observar cada detalle del cuerpo sin vida, notaron entre sus manos un envoltorio de algún dulce.

"You found me."

Al recoger a Manuel, este tenía un envoltorio también.

"I found you."