Yūgen [DNA] [Misawa]

Limerencia

¿Mejor tarde que nunca? xD Ya lo sé, es muy tarde pero la universidad y mis otros bebés me distraen xD Bueno, este relato será raro, es desde una nueva perspectiva, así que espero que les guste. Ya saben puede haber mucho Ooc pero todo es con mucho amor :3

Disfruten :D

Sawamura estaba preocupado. Muy ofuscado. Y es que últimamente tenía unos extraños síntomas. Había sonrojos involuntarios, miradas perdidas, falta de equilibrio, una distracción (mayor a la que siempre experimentaba) y muchos suspiros. ¿Estaba enfermo? ¿Iba a morir? Suspiró. ¡Y ahí estaba otra vez ese rara señal!

¡¿Por qué?!

Tiró de su cabello, frustrado. ¿Qué demonios le pasaba? Cerró los ojos e hizo la cabeza hacia atrás. Necesitaba hablar con alguien. ¿Pero con quién? Kuramochi-sempai no era una opción. Podría burlarse o, peor aún, gastarle una broma. Su familia estaba muy lejos y probablemente interpretarían eso como una señal de debilidad. Tal vez pensarían que se acobardaba y deseaba regresar. ¿Alguno de sus amigos?

¡Claro! ¡Wakana podrá ayudarme!

Rápidamente sacó el móvil de la bolsa de su pantalón. Marcó el número. Esperó. Escuchó el primer timbrazo. Vino el segundo. Comenzaron a sudarle las manos. Hubo un tercero. Estaba a punto de colgar...

—¡Eijun! ¡Qué gusto! Perdona que tardará tanto en atender. —Contestó lo que logró que inevitablemente los labios del castaño se curvaran hacia arriba.

—Lo importante es que contestaste. —Y después rió nerviosamente.

—¿Te pasa algo? —Preguntó la chica usando un tono serio. Seguramente estaba preocupada.

—Bueno, no... si... ¡Ah! ¡No lo sé! —Su desordenada respuesta causó una musical y agradable risa en ella.

—Te escucho. Dime. —Murmuró suavemente.

—Creo... creo que voy a morir. —Aseveró.

—¿Estás enfermo? ¿Has ido al doctor? ¡¿Qué te dijo?! —Gritó exaltada. Podía imaginársela dando vueltas por su habitación.

—Es que... he tenido estás extrañas reacciones. Creo que últimamente he tenido fiebre, además han dicho que estoy soñando despierto todo el tiempo... Y ayer, cuando estaba en el entrenamiento, al correr tropecé cuando vi a Miyuki. Además esta esa sensación en el estómago. Siento un cosquilleo y una rara calidez. ¡Pensé que era hambre! Pero comí y no logré disiparla. ¡Y ha persistido!

—No morirás, bobo. —Respondió. Casi pudo percibir una sonrisa en su voz.

—¿Entonces..?