Era verano. Yo estaba con Paula, mi mejor amiga sentada en el banco de un parque, cuando de repente se nos acercaron dos chicos. La verdad no me fijé mucho en ellos, pero eran atractivos.
-Hola, chicas, me llamo Raúl.-dijo el primero.
Era castaño, con unos preciosos ojos verdes. Podría medir perfectamente 1.70m. Llevaba puesta una sudadera de OBEY y unos pantalones a conjunto. Sus tenis eran marca REEBOOK.
-Yo soy Marcos.-dijo ésta vez el segundo chico.-Os hemos visto tan solas y atractivas, que hemos decidido acercarnos para preguntaros una cosa.
-Y... ¿de qué se trata?-pregunté.
Marcos, era alto también. Quizá midiese 1.68m. Iba con ropa informal. Sólo un chándal, con unos tenis, y una gorra NIKE. Nos dejaron un papel con 2 números de teléfono indicados con los nombres de cada uno de ellos, y se despidieron.
-Llámame, rubita.-me dijo Raúl.-te estaré esperando.
-Y tú igual nena.- dijo ahora Marcos dirigiéndose a mi amiga, que hasta entonces no le había quitado el ojo de encima a Marcos.
Ambos se fueron por el mismo camino por el que vinieron, y nosotras quedamos en el mismo lugar. Sentadas en el mismo banco, del mismo parque. Sólo cambió una cosa. Paula comentaba lo bueno que estaba Marcos, y yo, también. Me enamoré.