Primer día de clase. Nos sentamos en la última fila de la genérica 4, Bi con Cat y Gaby con Cristina, esperando a la que, cómo durante los últimos 2 años, iba a ser nuestra profesora de educación física, que este año era también nuestra tutora. Yo me quedé sola, pero no me molestó demasiado. Sabía que se girarían a darme conversación pronto. Entró por la puerta con su metro cincuenta de diminuto cuerpecito rezumando mala uva, y nos anunció:
-Bueno, parece ser que tenéis un nuevo compañero.
-¿Cómo? No aparecía nadie nuevo en la lista, la vimos en julio y solo salía Nando, pero no entraba nadie nuevo.-Dijo mi mejor amiga Bi.
-Hubo un cambio de planes.
-Llega tarde, supongo, porque aquí no hay ninguna cara nueva.-Dijo Mar.
-Sí, llegará en breve. Entre tanto...
Y la profesora empezó a darnos sermones sobre el comportamiento. Estamos en cuarto de la ESO. Sabemos como funciona esto. De aburrida que estaba, ni siquiera oí abrirse la puerta.
-¿Qué pasa? Creo que se te empieza a caer la baba...-Le dije a Bi al ver su expresión de total y completo alucine.
Claro que yo aún no le habia visto.
Me giré, y le vi por primera vez. Superaba el metro ochenta e iba vestido enteramente de negro. Bajo la camiseta ajustada, se adivinaban unos abdominales dignos de Taylor Lautner, por no hablar de sus brazos, que descubiertos, hicieron suspirar a más de una. Su pelo, también negro, le caía desordenado por la frente. Sus labios, carnosos y rosados, daban ganas de besarlos hasta quedarte sin aire en los pulmones. Dejé sus ojos para el final. Eran verdes, los más verdes que haya podido ver nunca. No eran ojos de este mundo.
-Y aquí teneis a vuestro nuevo compañero Damon Bullock.
Este, apenas dirigió una mirada a Sandra o a Mar, las putas de la clase. Ni siquiera miro a Katerina, una rubia escandinava verdaderamente guapísima, aunque demasiado superficial y fresca para mi gusto. Sus ojos siguieron buscando a través de la clase y un par de segundos más tarde, me encontré atrapada en su mirada esmeralda. La aparté rapidamente, pero seguía sintiendo su mirada sobre mí, abrasándome.
-Estaba indicándoles a tus compañeros la normativa del instituto, el objetivo de este curso, quienes serán sus profesores y demás.
-Lamento llegar tarde.-Su voz era tan sexy que me hizo hervir la sangre.-¿Dónde me siento?-Preguntó a Elisa.
-Al lado de Diana, así vas haciendo migas con alguien.
Bendito karma, como te quiero. Le señaló a ese regalo a la vista quién era yo, y no me di cuenta de que le estaba mirando fijamente hasta que me lo encontré a mi lado, con sus ojos verdes revisándome de arriba a abajo con una sonrisa arrebatadoramente pícara.
-Hola Di.-Me hablaba. Oh Dios, me hablaba a mí.
-Hola.-Mi voz sonaba terriblemente nerviosa. ¿Qué me estaba pasando? Espera, ¿cómo que Di? Solo mi familia me llamaba así. Ni siquiera Bi, Cat o Gaby lo habían hecho nunca.- Damon, ¿por qué me has llamado Di?
- Ha sido un impulso. ¿Prefieres Diana?-Me dijo mirándome con esos ojazos.
- No, no. Es solo que nadie me llama Di, solo mis padres o mis hermanos.
- Te queda mejor que Diana. ¿Puedo llamarte así?
Yo solo asentí. Su boca...
Diana Löwik, ni se te ocurra. ¡No le conoces de nada! Vale que sea guapo, pero eso es todo. Recuerda lo que pasó la última vez... Vale, ya he vuelto. Jo, pero es que es tan guapo...
Él muy bendito movía esos labios perfectos. ¡Mierda! Me estaba hablando y yo no había oído nada. Frunció su adorable ceño y yo volví al mundo.
-Perdón, me había quedado en el limbo. ¿Qué decias?
-Que si mañana empezamos las nueve.
-No, a las ocho.
-Bien. ¿Qué clase tenemos?
- Mmm... Optativa. ¿Cuál has cogido?
- Francés. ¿Y tú?
- La misma.-Le dije sonriendo.
-Genial, así no me perderé por el camino. La chica más guapa que vea, pues ahí me toca clase. ¿Querrías sentarte conmigo?
¿Me acaba de llamar guapa? ¿Este sex symbol acaba de llamarme guapa a mí? ¡Y quiere que me siente con él! ¡Karma te amo!
- S-Sí, c-claro que me sentaré contigo.
En ese instante, la clase entera se levantó de sus sillas. Podíamos irnos a casa. Mañana más.
-Bien Di. Hasta mañana.-Me guiñó el ojo y se fue.
Bi se acercó a mi corriendo.
-¡Eh! ¡Diana vuelve! ¿De qué habeis hablado? ¿Qué te ha dicho?
Por entre las brumas de la dicha, solo acerté a decir:
-Me ha llamado Di, y quiere que mañana me siente con él en francés.
Dejé a Bi con la palabra en la boca y me fui. Necesitaba pensar.
Más tarde, en casa, analicé la situación.
Era solo otro chico más. Otro típico rompecorazones que tras haber dejado que te hicieras ilusiones, te deja tirada para irse con otra más guapa o más popular. No debo perder la cabeza con él. No debo perder la cabeza con él.
Pero nada impidió que al acostarme su mirada esmeralda me persiguiera en sueños.
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El Hada de la Luna.
FantasyLas hadas de la Luna dejaron de existir hace cientos de años. Su don era el más importante de entre los dones, de hecho, era tal su importancia, que gobernaban el Reino de las Hadas. Las hadas menores, ciegas de envidia, las cazaron una a una, hasta...