Dulce Sangre ||Beyond Birthday y Tu||

IV: Todo a la perfección

Por Beyond:
Ese maldito chico arruinó mi oportunidad para secuestrar a esa estúpida niña rebelde.
El sabor de su sangre era lo único que tenía en mente.

Debía buscar alguna otra oportunidad para secuestrarla, aunque sé que L estará más atento a cada cosa que haga contra ella.
Ya no puedo esperar más, hoy justamente cuando ella regrese a su casa, la llevaré conmigo.

Pov _____:
Faltaba media hora para regresar a casa, estaba comiendo dulces junto con L, aunque él tomaba algunos y los escondía.

-Deja de robarte nuestros dulces -lo mire- ¿Acaso crees que no veo lo que haces? -reí un poco-.

-¿Estás culpándome de algo sin tener pruebas? -fingió estar ofendido-.

-¡Pero mira! -saque algunos dulces que escondía en una de sus manos- ¿Podrías explicarme qué es esto?.

-Dulces -me miró con una leve sonrisa-.

-Son los dulces que te robaste -suspiré -.

Me molestaba mucho que él escondiera y se robara todos nuestros dulces.
Siempre lo había hecho desde que empecé a vivir con él como su hermana menor.

~FlashBack~

Caminaba por la calles de la ciudad, era de noche y hacía frío.
Mis padres acababan de echarme de mi casa, decían que ya tenía edad para irme lejos de sus vidas, vaya forma de decirme que me odiaban.

Las personas simplemente me miraban como alguien que había salido a dar un paseo, ignorantes.
Sin ánimos me senté en una banca del parque, miré a mi alrededor buscando un lugar en donde quedarme, hasta que alguien se acercó a mí.

-Buenas noches señorita -saludó un señor mayor con traje- ¿No cree que hace mucho frío aquí afuera?.

Lo miré y le regalé una leve sonrisa.
Él había sido el único que me había hablado con amabilidad.
Al irme de casa no quise tomar la mayoría de mis cosas, lo único que llevada era la ropa que traía puesta; una blusa de manga corta color azul, jeans negros y unas zapatillas deportivas de color gris.

-No hace tanto frío -reí un poco- ¿Por qué lo dice?.

-Bueno, en realidad lo dije porque no debería estar afuera a altas horas de la noche -sonríe un poco-.

-Lo mismo digo -suspiré- Es solo que no tengo un lugar a donde ir, mis padres me echaron de casa.

-Entonces puedo ayudarle en eso.

-¿Enserio? -evité mostrar alegría-.

-Claro, sígame.

-Por cierto -hice una pequeña pausa- Mi nombre es _____.

-Él mío es Watari -sonríe y camina hacia un lindo coche-.

Seguí al señor llamado Watari, él me abrió la puerta del coche y yo entré.
Estaba algo nerviosa y asustada a la vez, no sabía a dónde me llevaría, yo solamente quería ir a un lugar para poder descansar, así que no tenía ni idea de cómo sería Watari.
Él se detuvo frente a una casa bastante grande y bonita.