Prologo.

34 6 0
                                    


Desde el momento de nacer supimos lo que éramos, somos humanos, eso era obvio pero a diferencia de los demás que podían elegir su destino, sabíamos que el nuestro se vería entre la espada y la pared, entre morir o matar, todo para completar aquel juego en el cual se nos incluyó sin permiso, con el fin de reclamar la subyugación de todo aquel que no sea el ganador, el poder de cambiar el mundo a placer propio.

Alguno de nosotros llevan siglos esperando que empezara, otros usaron su talento para hacer de la espera más placentera, a costa de la libertad de toda una nación. Algunos simplemente se apartaron y se dedicaron a vivir como creían correcto; y otros, solo llevamos un par de décadas, alguno incluso menos, esperando que el momento llegara, el momento en el que todos residiéramos aquella señal.

No fue una frase, no fue un llamado o algo físico, fue una sensación, sabíamos quiénes eran los otros nueve, cada uno conocía al otro, o al menos lo sentía, ya que aquello pasaba por encima de lo natural. Debíamos encontrarnos, y asegurarnos de que solo quedásemos nosotros.

Solo sabía de lo que era capaz cada uno, de que tan lejos estaban y de cómo evitarlos. Tuve la suerte de conocer a uno de ellos dentro de mi familia, ambos llegaríamos a un acuerdo, ninguno mataría al otro hasta que solo quedásemos nosotros dos, ahora solo quedaban ocho participantes a los cuales debíamos enfrentar.

Soy el creador, aquel que mientras sus manos puedan tenerlo y su mente pueda ver cada parte, podrá hacerlo.

Aprendiz, aquel que mientras haya un maestro, podrá dominar y aprender.

Joven, aquel cuya edad nunca avanza y cuyo cuerpo nunca se dañara, podrá estar vivo sino se mata al instante.

Caminante, aquel que puede estar donde quiere y como quiere, podrá moverse a donde sea con tal de saber a dónde va.

Vinculado, aquel que puede conectarse a aquello que los une a todos, podrá entrar en cualquier lado mientras allá conexión entre ellos.

Raíz, aquel conectado a la madre tierra, podrá conectarse a ella mientras le sea fiel.

Domador, aquel que no puede hablar con humanos, podrá hablarle a la vida mientras pueda entenderla.

Conquistador, aquel capaz de hacer que las personas cumplan sus palabras, podrá manipular la mente de aquellos que no participen en el torneo.

Manipulador, aquel capaz de entender a los demás al obviarse a sí mismo, podrá cambiar el sentir de cada quien a placer.

Ángel, aquel bendecido por los dioses, la vida siempre le sonreirá, solo algo que no pueda ser parado por la suerte divina puede tocarle.

Diez participantes en este juego a muerte, cada uno confiando en su habilidad para matar a los demás.

Habilidad.Where stories live. Discover now