¿Quién eres?

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--Guerrero, está castigado durante toda esta semana después de clases.

La voz enfadada de la profesora me devuelve a la realidad, mi primera reacción es fruncir el ceño. Genial, ahora malgastaré mi tiempo aquí como si me fuera sobrando. Y lo peor es tener que aguantar a los problemáticos que siempre están aquí después de clases. Vamos, que me lo voy a pasar genial encestando bolas de papel en la papelera. Miro a la profesora como si la estuviera escuchando cuando suena el timbre y salgo corriendo camino a la libertad, o bueno, a los 30 minutos que dura el descanso.

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Suena el timbre que nos indica que han acabado las clases, que podemos irnos de la cárcel. Pero ese no es mi caso, hoy no, por culpa de la maldita profesora de matemáticas. Me dirijo a la clase de 3.°A, donde se llevará a cabo mi sufrimiento. Me siento en primera fila, justo al lado de la basura y empiezo a lanzar todo lo que me encuentro dentro de ella. Entonces veo entrar a Amelia que se sienta demasiado cerca mío, ¿por qué la tenían que castigar justo hoy? Amelia tiene una obsesión conmigo desde que la defendí hace 2 meses cuando se metieron con ella y no es que no me caiga bien, sino que no para de hablar sobre cosas que no entiendo y de pegarse a mi como una lapa.

--Hola, ¿qué haces aquí? ¿Te han castigado? ¿Por qué? A mi no me han castigado pero me he quedado aquí para no estar sola y además hago mis deberes. ¿No te parece una bonita coincidencia que nos hayamos encontrado aquí? Esto es obra del destino, ¿no crees? ¿Sabes? El profesor don Juan no ha venido a dar clase por baja de paternidad, ¿te lo puedes creer? Ha tenido cuatrillizos, 3 chicas y 1 chico. El chico se va a llamar José Luis y las chicas Sara, María José y Aída, ¿que nombre más raro no? La única vez que he escuchado ese nombre fue una vez en música, porque el profesor nombró una ópera de Verdi que se llamaba así. ¿Crees que la habrán llamado así por la ópera?

¿Tengo que aguantar esto durante 3 horas? Dios mío, me espera una tarde muy larga.