Capitulo 17. - Razones.

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Maratón 2/?


10 de Julio, 2016.

03:05 pm.


—Entonces... ¿Por qué le colocaste a tu perro del demonio el nombre de "Labrador" cuando es un jodido Rottweiler?

Pregunté y no pude evitar reír cuando mis hermanos lo hicieron.

Derek se acercó a nosotros con una tetera en sus manos y, después de recibir nuestra aprobación, llenó nuestras respectivas tazas con el líquido que adentro había. Era una tradición beber té a las tres de la tarde y, aunque yo no seguía el horario, me gustaba hacerlo cada día.

Salimos del espeso bosque en dirección a la casa de mi hermano y, debía admitirlo, Clara y yo jamás hubiéramos podido llegar a este lugar sin él; todo el camino parecía un jodido laberinto y yo no hubiera tenido la paciencia para soportarlo, así que en parte le agradecía al perro del demonio por entrometerse.

En el camino, Derek nos había contado la verdadera historia de su desaparición, y aunque creía que había sido una medida bastante drástica, podía entender jodidamente bien cada una de sus razones.

» Bueno, sé que les debo una explicación y comenzaré desde el principio.

La primera pelea en la que participe había sido para protegerlos. Hank se había metido en serios problemas cuando a su boxeador lo encontraron muerto por una sobredosis el mismo día de la pelea y su oponente claramente ganó por default y eso a Hank no le convenía, había apostado dinero que no tenía en esa pelea y cuando el señor Robles se enteró de eso, amenazó a la familia. Yo por casualidad había escuchado su conversación telefónica, así que voluntariamente me ofrecí a pelear, pero no era para salvar su pellejo, sino porque no quería que nada les pasara, mucho menos cuando mamá había muerto hacía pocos días. Le había prometido que me ocuparía de ustedes, por lo que sentía que era mi deber ya que el cerdo al que todos llamamos "padre" no le interesaba una mierda nuestras vidas ni hacia nada para defendernos, así que lo hice, y por fortuna, gané esa noche. Quería parar después de esa pelea, pero Hank no me dejó. Insistí muchas veces, pero siempre me respondía con un "estoy buscando a alguien nuevo. Cuando lo tenga, eres libre", pero eso jamás pasó. Aquel día nada más había sido el inicio de lo que creía que sería el resto de mi vida.

Tenía 27 cuando los dejé, y aunque cada día continúo odiándome por no haberles dejado ni siquiera una nota explicando mi ausencia, debo decirles que no puedo arrepentirme. No cuando sé que hice lo mejor para ustedes dos.

Las peleas, usualmente, eran cada viernes, sábados y domingos, pero ésa última semana con Hank había decidido que tenía que estar peleando desde el miércoles, y que el lunes de la semana siguiente, tenía que volar a Praga para conocer a un inversor, impresionarlo al pelear con uno de sus hombres, y así ganar más dinero para Hank al hacerme "publicidad". Sé que ninguno de ustedes es ciego para no notar que el verdadero negocio de la familia Beckett, por lástima, son las peleas, y algunas veces, el tráfico de drogas, así que éste inversor Checo le vendría de maravilla a Hank; pero yo decidí que no quería continuar con su mierda. No planeaba seguir dándole el gusto de burlarse de mí y utilizarme para sus propios bienes, así que me escapé.

No, no fue una decisión fácil ni sencilla, tuve que analizar varias cosas desde diferentes puntos de vista antes de llevar acabo lo que planeaba. Primeramente pensé en ustedes, claro; la primera y única razón del por qué peleaba. Sabía que no podía simplemente irme y dejarlos como si nada, mucho menos a Hank, fue por eso que le dedique un poco de mi tiempo a Áaron para enseñarle las cosas básicas del boxeo y así prepararlo un poco para el verdadero calvario que le vendría y no, Áaron, no quise nunca "arrojarte" a Hank para que se olvidara de mí, pero sí sabía lo mucho que querías entrar a ese mundo, así que me dije a mí mismo "¿Por qué no?" y empecé a darte los mejores consejos que me permitías, aunque sabía que no querías ninguno de mi parte. Además, también sabía que querías probarte ante Hank, y si lo hacías correctamente, te iba a dejar dentro; por eso esperé a que cumplieras los 18, ya que sabía que él no tendría oportunidad de negarte si te lucías.

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