Los primeros meses fueron una tortura, necesitaba verte y saber que estabas bien, luego de un año me acostumbre y seguí con mi vida normal, que estúpido fui al pensar que no me necesitabas y que no me recordabas.Lo que prometí no lo cumplí, por que luego de tres años y medio te olvide por completo, solo eras un recuerdo de la infancia, me centre en mi futuro, tenia que trabajar y conseguir las cosas por mi mismo, no tenia tiempo para acordarme de una niña que seguramente no recordaba nada, tenia 22 años cuando tu regresaste, me buscaste por todas partes y hasta el ultimo rincón de Berlin y me encontraste, en la empresa para la que trabajaba. Tu cara era felicidad pura, mas la mía era de desconcierto, no te reconocí y eso pareció desanimarte, estabas tan cambiada, tan grande y hermosa que no se me cruzo por la cabeza que volverías y en estas formas, tus faldas fueron sustituidas por jeans negros y tus sueters coloridos por chaquetas de cuero negro, tus hermosas zapatillas blancas con brillo las remplazaste por botas militar negras, tu cabello seguía igual de rubio y largo fue lo único que no cambio de la ultima vez que te vi. Con lagrimas en tus ojos susurraste.
-Dijiste que no me olvidarías, porque lo hiciste? yo no te olvide y volví por ti-
Seguía sin entender quien eras y pedí que te sacaran de mi oficina, derramaste varias lagrimas pero saliste con la frente en alto, antes de irte dejaste una carta sobre mi mesa, me pareció una estupidez así que solo la deje a un lado y no le tome importancia seguí con trabajo.
La curiosidad era mucha por lo que abrí la carta, dentro de ella había una foto, dos niños, la niña tenia una falda celeste pastel y un suéter rosa pálido, si observabas bien se podían apreciar sus zapatillas blancas con brillo, y del otro costado un chico bastante alto, jeans azul oscuro y remera gris, ambos sonreían y pude reconocerme en esa foto. Entonce te recordé, y quise buscarte mas no te encontré.

YOU ARE READING
No permito que te enamores.
Ficção AdolescenteEra por su bien. Lo hice por su propio bien, se que le dolió, lo pude ver en sus ojos el día en que se entero, como detrás de esas grandes gafas, esos hermosos ojos que tanto me gustaban y tanto me cautivaban estaban cargados de dolor y decepción. D...