Andre lo miró fijamente.
- ¿Y se puede saber quién demonios eres tú? – espetó enfadada soltándose de su agarre.
- No finjas que no me reconoces porque sé muy bien de que supiste quien era en el preciso momento en que me acerqué a ti – ella continuó observándolo sin inmutarse en lo absoluto. – Podían pasar siglos y aun así te reconocería donde sea.
- ¿Significa que yo tengo que reconocerte también? No soy adivina, si no me dices quien eres ¿Cómo se supone que sepa quién eres?
- Bien, seguiré tu juego. Soy Calix. ¿Me recuerdas ahora o seguirás fingiendo?
- ¡Calix! Por supuesto que te recuerdo, no conozco a nadie más con ese nombre. ¿Cómo estas después de tanto tiempo? ¿Qué es de tu vida? Yo estoy bien, todo está bien.
- Gracias por preguntar, también estoy bien. Quería...
- Me alegra haber tenido tan amena conversación, fue lindo verte después de tanto tiempo. ¿Te parece repetirlo? Digamos... ¿en quince o veinte años?
- ¡Basta! Ya deja los juegos. Solo digamos que fue una linda coincidencia el encontrarnos, después de todo somos viejos conocidos ¿no?
- Tú y yo no somos nada.
- Lástima, porque hace poco más de quince años una joven que conocí, muy agradable por cierto, nada parecida a ti, me dio este colgante – dijo Calix enseñándole un collar muy antiguo que había pertenecido a la abuela de Andre y que el tenia porque ella misma lo había colocado en su cuello la última vez que se habían visto como promesa de que se volverían a encontrar – y me gustaría regresárselo, pero como tú y yo no somos nada...
- Sabes perfectamente que me pertenece.
- Tú me lo diste. Recuerdo que me lo entregaste como amuleto para que regrese a ti porque querías volver a verme.
- ¡Qué lindo! – dijo ella sarcásticamente – Lastima que ya no quiera, pero me quedaré con eso. Gracias – Tomó el colgante de su mano, se dio media vuelta y comenzó a alejarse. Se detuvo abruptamente como recordando algo, regresó sobre sus pasos colocándose frente a él en puntitas de pie para que sus rostros quedaran muy cerca y susurró – Me debes un celular nuevo. Lo quiero para mañana a la tarde a más tardar y no menos que un Z5. Me gustan los Sony. Déjalo en recepción a mi nombre. Ciao.
- Andre regresó a la mesa donde su hermana la esperaba.
- ¿Qué te pasó? – pregunto Gret notándola extraña.
- Nada.
- Que. Pasó. – enfatizó Gretchen.
- Si te dijera que me encontré con Calix, ¿me creerías?
- Es broma, ¿Qué puede estar haciendo aquí? Dime quien es, señálamelo y lo mato, o al menos lo hago echar.
- Está bien, ya pasó, fue hace mucho tiempo y no voy a volver al pasado. Ya lo superé.
- Me alegro por ti. – Mientras hablaba miraba a los invitados hasta que su vista se detuvo en uno en particular que hizo que su rostro mostrara una enorme sonrisa.
- Qué, ¿a quién viste?
- Al chico del que les hable a ti y a Lucy hoy, el que almorzó conmigo el otro día que después estaba en lo de Josi.
- Señálamelo.
- Ahí. – indicó Gret mientras con un gesto apuntaba justo al lugar donde estaba Calix – Él, ese es Eddy – no, ese era Calix, pero ni en broma pensaba decírselo.
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Calix - El descenso de los dioses 1
FantasyÉl era un dios que descendió para estar con ella porque la amaba; compartieron solo tres días juntos y ya no se volvieron a ver. Tampoco pudo volver a subir, quedo atrapado y solo en este mundo, porque la mujer por quien había dejado todo resulta q...