Una historia contada a traves de los manuscritos de un artista.
Una historia que atormentara tu mente de dia y envenenara tus sueños de noche. Y aunque hare todo lo posible, no hay palabras escritas ni pinceladas puestas sobre el lienzo que puedan...
Habia pasado el dia razonando las areas que era más probable que habitara, sumergiendome en las profundidades de la mente de un asesino.
Despues de un gran esfuerzo sin resultados, el sol comienza a salir, junto con mis esperanzas de encontrar al hombre al que he llamado El Actor. Habia un callejon sin salida cuando veo una sombra al otro lado del callejon, ante mi. No la habria notado de no ser por el cuchillo que se reflejaba. Seguramente estaba afuera para apagar su sed de sangre una vez más, sin embargo, ya se sabia que el cazador se habia convertido en la presa.
Avanzo tras él con precaucion, sabiendo que perder el elemento de la sorpresa seria mi perdición. El olor a sangre sobre él era tan repugnante que provoco que se me revolviera el estomago, pero aun asi me acercaba más y más. Nos estrellamos como bestias salvajes haciendo de un combate a muerte. Un dolor ardiente recorre mi espalda es cuando pierdo fuerza, pero él no lo pierde. Trato de reunir la fuerza para levantarme antes de que termine conmigo, pero mis extremidades se sienten muy pesadas.
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De repente, una voz resuena en la noche, la suave y tranquilizadora voz de una mujer con una lengua de miel. Nunca, ni por un segundo dude sobre la propietaria de una voz tan angelical; se trataba de la de mi amada Annabel. ¿Cariño? ¿Querido? Susurra. Date la vuelta. Soy yo. Sigue mi voz. Todo va a estar bien, mi amor. Todo va a estar bien. Ya todo ha terminado. El sonido de su voz despierta a mi mente una ultima vez. Permanezco vivo lo suficiente para encontrar que estoy parado en mi habitacion, mirando hacia el mismo espejo que me habia llevado a creer que habia matado a mi amada. Todo estaba igual a como habia estado aquella noche en la que Annabel murio, con una pequeña excepción: Annabel no estaba sin vida en la cama. Ahi estaba ella, mi dulce Annabel, cubierta de sangre parada detras de mi, retorciendo la cuchilla que habia hundido en mi. La obscuridad regresa y no volvere a ver este mundo otra vez.
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