Capítulo IV: Mi sed de sangre me excita

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Me introduje ala taberna del pueblo, si tan solo hubiera sido una noche diferente, un lugar diferente, o una clase diferente de hombre pasando por aquel inocente bar, lo que paso en ese lugar hubieran sido diferentes. Solo puedo imaginarme si alguien de ese lugar tuvo alguna prueba cuando esas alegria se convirtieron en los gritos desesperados de los indefensos.

Entro al bar mientras lucho por contener mi respiracion y camino hacia la barra. Mis ojos se mueven rapidamente de un lugar a otro. Parece ser que todos las personas de que hay aqui se han estado divirtiendo bastante. Ordeno un whiskey  y consigo ver aquellos personas, son siete. Como sea, casi echo una carcajada al pensar en lo desafortunados que son estos siete en esta noche. Con eso, me levanto de mi asiento y camino tranquilamente hacia el hombre que escogi para ser el primero. El primer paso que dare hacia en mi busqueda por reunirme con mi amada. Pero no mi primer asesinato. Esa le pertenece a Annabel.

El parece estar a punto de abrir la boca y preguntarme que hago ahi cuando de manera rapida desenvaino mi navaja y le corto la garganta con tal ferocidad que él da una vuelta de ciento ochenta grados completos antes de caer al piso

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El parece estar a punto de abrir la boca y preguntarme que hago ahi cuando de manera rapida desenvaino mi navaja y le corto la garganta con tal ferocidad que él da una vuelta de ciento ochenta grados completos antes de caer al piso. Uno por uno los siete desafortunados caen. Su unico crimen en este dia fue tropezar en esta precisa taberna antes de que yo llegara. ¿Realmente deberia estar haciendo esto? Despues de todo, estas personas no me han hecho nada para merecer este castigo. Annabel, mi amor, parece que me estoy volviendo loco sin ti.

Echo un vistazo al hombre que habia visto todo mientras escapaba silenciosamente desde el balcon.


El Vacio (Saga N°1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora