Pinky Hair Boy - YoonMin [+18] EN FÍSICO DISPONIBLE

Capítulo 42.

—¡Jimin! ¡Vamos, reacciona!

Suga, de ahora cabello negro, estaba desorientado y asustado por la actitud de Jimin, quien había caído inconsciente de un momento al otro luego de balbucear unas palabras. Allí estaba, intentando que Jimin abriera sus ojos y preocupado por su aspecto, pues se veía tan pálido que temió lo peor. Así que posó varias veces su mano sobre el cuello ajeno para corroborar su pulso. Algunos habían formado un círculo alrededor de ellos dos, que se hallaban en el suelo. Jimin era sostenido por los brazos de Suga, quien palmeaba su mejilla derecha para tratar de hacerlo reaccionar. Se podía distinguir un rastro de lágrimas secas en sus ojos, pero lo que más llamó la atención de Suga fue que él no lo reconociera.

—Maldita sea, Hoseok... —chasqueó su lengua, observándolo—. ¡No te quedes ahí parado! ¡Ve a buscar algo ahora!

—Está abriendo los ojos —dijo el joven de cabello anaranjado.

Suga posó su mirada otra vez en Jimin y acarició con cuidado su mejilla, susurrándole un: «vas a estar bien» mientras veía cómo este pestañaba de a poco, intentando entender lo que sucedía. Sonrió con ternura al notar su expresión de molestia. Jimin comenzó a moverse algo incómodo hasta cruzar miradas con él. Se veía muy lindo. Sin embargo, Suga se sintió muy extraño al ver cómo este lo observaba con miedo y comenzaba a sentarse, soltándose de su agarre casi con desesperación.

—¿Jimin...? —Frunció el ceño.

—No... —balbuceó, confundido todavía, arrastrándose en el suelo para alejarse.

—Jimin, mírame —le dijo, señalándose a sí mismo. Se aproximó lo suficiente para tomarlo por los hombros—. Soy Suga, ¿qué te ocurre?

—Suéltame... —comenzó a llorar mientras intentaba librarse de su agarre.

—¡Jimin! —Alzó su voz con mucha intensidad y le dio una sacudida para hacerlo reaccionar.

El joven de cabello rosa pastel pestañó varias veces mientras observaba fijamente el suelo antes de volver a posar su mirada sobre en Suga, quien lo miraba lleno de preocupación. Todo el miedo y deseo de salir huyendo ya no estaban presentes en él. Respiró con normalidad antes de hacer una expresión de dolor.

Suga notó que el cuerpo ajeno se relajaba y lo vio entrecerrar sus ojos como si se fuese a desmayar otra vez, así que se asustó. Sin embargo, Jimin llevó sus manos hacia su rostro para friccionar sus dedos contra sus párpados e intentar recobrar la calma, mientras que su hyung lo sostenía de manera gentil para hacerlo sentir seguro.

¿Qué le había ocurrido? ¿Por qué de repente recordaba su más temida pesadilla? Sintió que su vista se nublaba por el llanto que quería salir y volvió a observar a Suga. Era él, claro que sí. Sintió tanto alivio al ver sus ojos negros y felinos, los cuales le devolvían una mirada llena de inquietud; su piel pálida, como si se tratara de un muñeco de porcelana; sus labios rosados y finos, de una forma preciosa. Todo describía a Suga, lo único que había cambiado era su cabello, el cual se bañaba de un negro opaco que resaltaba mucho más su blanquecina tez. Incluso podía reconocer su tacto, sus palmas tibias y sus dedos largos que siempre estaban fríos, la suavidad de su piel rozando la suya al acunar su rostro y hacer mimos en sus mejillas; podía reconocer su voz, incluso sus susurros, su respiración. Claro que era Suga, ¿por qué imaginó que era alguien más? Se negó a ceder ante sus pensamientos y se aferró a la parte de él que le decía que era solo una confusión. No podía ser el monstruo de sus pesadillas, porque ya estaba muerto. Su hyung no se parecía en nada a él, lo amaba, lo cuidaba, y sabía muy bien que los sentimientos eran recíprocos. Hacía mucho tiempo que no sufría de esas alucinaciones, así que pensó que, tal vez, la ausencia de Suga lo había afectado así. Suspiró y cerró sus ojos, inclinando su cabeza hacia un costado para terminar de tranquilizarse, pues ahora tenía un sentimiento horrible de culpa y angustia por haberle hablado así.