Me llamaban la chica de hielo.
Fría, seca, gélida, distante.
La chica del corazón helado.
La chica sin sentimientos,
sin afecto.
Y llegaste tú, mi polo opuesto.
Un chico de fuego.
Ardiente, vivo, cálido.
Y con la calidez que desprendía tu corazón,
derretiste el mío.
Y con la pasión de tu alma,
me volviste una chica templada.
Me enseñaste a amar,
me enseñaste a vivir.
Y la chica de hielo,
hizo su frío un poco más agradable.
Su tormenta más tranquila.
Su distancia un poco más cercana.
Y sus sentimientos,
sus sinceros sentimientos,
pudieron salir a la luz.
ESTÁS LEYENDO
Invierno infinito
PoetryVivo bajo un invierno infinito. Aquí siempre llueve, aquí siempre nieva. No soy escritora, ni mucho menos. Solo una chica rota. Con el corazón congelado. Y el alma negra.