-Todos nos habíamos negado -renegó mi amiga, Moon Ri.
-¿Y desde cuándo los maestros escuchan a los alumnos? -ella rodó los ojos.
Caminábamos por el pasillo hacia el gimnasio donde por ser catorce de febrero, harían presentaciones pero claro solo esos chicos súperdotados que cantaban, bailaban o podían rimar a la perfección y bueno, yo no estaba entre esos grupos, ni mis amigas, apartando el hecho de que no nos gustaba. En cambio Jimin, mi mejor y único amigo hombre, ese chico era el mejor bailarin que conocía y por supuesto, solo accedimos a ir para verlo porque de lo contrario no hubiese valido la pena despertar temprano.
Las dos grandes puertas se encontraban abiertas, entramos y buscamos lugar en la tribuna, alcanzamos a ver a Seo Ri, la hermana de Moon. Nos saludó alegremente con ambos brazos alzados; le regresamos el saludo. Una vez que estuvimos cerca ella empezó a palmear los lugares a su lado.
-Ya casi empieza -chilló emocionada.
-¿Te dijo Jimin qué haría? -preguntó Moonri.
-Pues me imagino que bailar -dije en tono de que era lo más obvio.
-Oh, claro -rió -me refiero a ¿Qué bailará?
-Hmm~ no tengo ni idea -Seo Ri habló -pero seguro será genial.
Asentimos las tres a la vez (aunque yo ya me daba una idea pues mi amigo me había adelantado parte de su presentación) y miramos hacia la gran cancha donde ya estaba el maestro de ceremonias -el director -con un micrófono, dando las gracias a todos los presentes y dando a conocer la primera presentación, que sería una canción por parte de una chica de segundo curso.
La chica caminó y por su expresión pude darme cuenta de que estaba demasiado nerviosa. Pusieron la base y el micrófono en frente y ella empezó a tocar la guitarra. Muchos se quedaron en silencio y otros murmuraban cualquier babosada.
Me había quedado viendo y escuchando hasta que un pequeño punto con cabello rubio saludaba desde la entrada. Me reí y lo saludé igual. Me hizo de seña que fuera hacia él y me levanté de inmediato.
-Ya regreso -les dije y ellas se limitaron a hacer un ademán con las manos.
Corrí por la tribuna pidiendo espacio y diciendo "lo siento" si pisaba el pie de alguien. Llegué a las dos grandes puertas pero el rubio ya no estaba.
-Suspiré -Este enano mald...
Se aclaró la garganta.
-Este enano es más alto que tú -sonrió haciendo que prácticamente sus ojos desaparecieran.
-Wahhh -le aplasté el rostro con mis manos -¿Llevas maquillaje?
Apartó su rostro de un movimiento un poco brusco.
-Un poco -murmuró -pero ¿Qué te parece este vestuario? ¿eh?
-Te ves muy apuesto, chimchim -me hizo mala cara por el apodo -es la primera vez que te veo con un pañuelo en el cuello.
Me empujó, yo reí
-No, ahora en serio. Te sienta increíble el traje -le abotoné un poco la camisa.
Se apresuró a abrir nuevamente los dos botones, lo miré con las cejas arqueadas.
-No me mires de esa forma, así es el look.
Lo abracé por la cintura, hundiendo mi rostro en su pecho.
-Suerte amigo -musité.
-Gracias peq... -una voz lo interrumpió.