Apenas llegue a la puerta me pegue la corrida de mi vida, entre a la única clase que no comparto con mi mejor amigo y deje mi mochila a un lado. Saque una cuadernola de tapa dura y comencé a repicar con mi dedos en esta, al rato entró el Profesor.
—¿Quien ha traído la actividad?—Pregunto el Profesor refiriéndose a lo que nos habia pedido la clase pasada, traer nombres de escritores que nos gusten, para hablar de ellos. Obviamente no la hice, ya me inventaría algo en mi turno.
La primera en hablar fue Clara, una chica como decirlo...¿Hormonal?, la cosa es que se a acostado con medio Mundo, y no exagero, Clara ha tenido más carne adentro que la morgue.
¡JAJAJAJA!. Saco mi celular del bolsillo impresionada por lo gracioso que sonó, se lo debo contar a David, mi mejor amigo. Lo llamó en medio de la clase; Si, soy muy rebelde.
Atiende enseguida.
—¿Marta estas tarada o le tiras piedras a los aviones?, estoy en medio de una clase cabeza hueca.
Rompo a reír mientras me tapo la boca con la mano, el Profesor nunca me notará, las ventajas de sentarme atrás.
—Ya se que estas en clase princesa—Juro que David está rodando los ojos en este momento por el apodo, aunque él no sea ninguna princesa, tiene el carácter para serlo— Estaba pensando que Clara ha tenido dentro más carne que la morgue.
Vuelvo a reírme y siento las carcajadas de david al otro lado de la línea, al rato nos calmamos un poco.
—Y Marta...—Le indico con un "¿jum?" que continúe—¿Quien mierda es Clara?.
Le corte por imbécil.
Una repentina oscuridad me consumió, frente a mi totalmente molesto se encontraba mi Profesor. Termine por irme del salón llevando mis cosas conmigo, todo culpa de David, suspire. Sentada en el pasillo con los auriculares puestos sin que nadie me viera jugué con el elástico de mi calzón negro—El de la suerte— y pensé en Kevin, mi mascota desde los diez años, y hoy en dia tengo dieciocho. Mi perro significa mucho para mi.
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Kevin trae mis calzones.
RomanceMarta es una chica que vive sola junto con su perro Kevin, quien suele robarle los calzones y dejarlos frente al departamento docientos tres. Hasta ahora nadie lo había notado pero un día como cualquier otro un chico viene a la puerta de Marta a dev...