The Beginning

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Yuratchka es un chico de diecinueve años, cuya belleza ha sido admirada por muchos hombres y envidiada por muchas otras mujeres

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Yuratchka es un chico de diecinueve años, cuya belleza ha sido admirada por muchos hombres y envidiada por muchas otras mujeres. Para su joven edad, varios caballeros han intentado más de diez ocasiones de desposarlo, secuestrarlo otras tres veces, y otras cosas más terribles en dos ocasiones más. No obstante su virtud seguía intacta.

Muchos de sus vecinos, con la misma edad ya estaban casados y tenían uno o dos niños ya. Conocían las delicias de tener a alguien a quién llamarle "suyo" en la vida, y la "seguridad" de vivir en matrimonio.

Sin embargo esa belleza rubia, dotado de gracia, belleza y de unos increíbles ojos verdes, seguía soltero y feliz, raro para su edad, y escondiendo esas bellas sonrisas del mundo entero y muchos no se explicaban el por qué. Aunque en realidad no era nada del otro mundo, simplemente al joven rubio no le apetecía amarrar su vida a alguien aún, no cuando no había podido cumplir sus sueños ya.

A pesar de eso no se dejen engañar. Quizá en apariencia él se ve un muchacho frágil, que no sería difícil de derribar o de engañar, pero Yuratchka era todo un tigre que sacaría las garras para defenderse y sería capaz de morderle la yugular con sus afilados dientes a cualquiera que se pasara de sus límites.

Su cariño sólo se lo demostraba a su querido abuelo, anciano que lo había criado desde que sus padres murieran por la peste. Su abuelo trabajaba como panadero del pueblo donde vivían y todos los domingos le hacía ir a la iglesia a rezar para atraer la buena salud y la fortuna para el negocio.

Por esas visitas a la iglesia fue que muchos conocieron primero al tímido niño de ojos verdes que tenía una voz como campanillas al viento. Quien miraba admirado al coro de la iglesia y se unió para ser el más amado por los feligreses, quienes disfrutaban su angelical voz en cada misa.

A Yuratchka le gustaba cantar. Cuando sus cuerdas vocales vibraban en cada salmo, lo llenaba una dicha increíble que casi no sentía, más allá de cuando comía las delicias que cocinaba su abuelo.

Llegada la pubertad, y con los cambios obvios en la voz, el rubio se fue alejando de la congregación para poder apoyar a su abuelo, pues el tiempo no perdona a nadie, y mientras Yura se volvía alguien cada vez más alto y fuerte, su abuelo envejecía más y más y perdía la vitalidad que lo caracterizaba años anteriores.

Todos los días le apoyaba a su abuelo cargando los grandes costales de harina y acarreaba el agua para que el anciano no se lastimara más la espalda.

Y claro, como todo cuento digno de pasar a la historia, la de Yura iniciaría con una tragedia.

El hombre mayor, un día, amaneció realmente mal. Una fiebre terrible lo aquejó durante días y no cesaba mientras el tierno corazón de su nieto lloraba porque sabía que una enfermedad a su edad no era posible que la resistiese.

- Has sido un buen niño, mi pequeño Yuratchka –dijo el doliente abuelo –sigue siendo fuerte, seguramente Dios te ayudará por los caminos del mundo. Ahora mi querido nieto –le dirigió una mirada tierna y grave –es imperativo que decidas pronto la vida que has de llevar. Yo te enseñé todo lo que aprendí en mi vida y has sido el mejor alumno que pude haber pedido. Pero como ves estoy por dejar este mundo –tosió –y no estaré aquí para guiarte y protegerte. Eres de los pocos afortunados capaces de poder concebir a pesar de ser hombre, y aquélla persona con la que tú elijas compartir esa dicha debe ser alguien digno de ti. Ve con Dios, mi querido niño, y no te preocupes por este viejo, que yo me voy en paz por todo lo que enseñé y por ver el gran hombre en el que te convertirás.

Love Travel | Yuri on IceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora