Capitulo 1

10 0 0
                                    

Mis ojos se abrieron... entraba luz por la ventana, aunque podia haberla cerrado ayer por la noche y asi no me despertaria de mal humor. Levante mi cuerpo y me senté en el colchón, mirando a la nada. Hoy tenia que ser fuerte, basta de decir "Estoy bien", basta de miradas de gente con pena, hoy seria diferente.

Mi padre no estaba, su ansiedad hacia que cada mañana se despertara gritando y corriese hasta el puerto, donde pescaba y dormia mas tranquilo. Aunque eso no arreglaba nada. Él merece paz, es un buen hombre que ha tenido que sufrir lo peor. ¿ Y ahora? des de la ventana podia verle pescando, con la cabeza gacha y un pijama que hacia pena ver. Yo se lo dije, cómprate un pijama nuevo, un poco de ropa, afeitate tu solo... Pero des de que no esta ella, no quiere hacer nada. Bueno, si que quiere hacer algo, morir.

Por fin mis pies tocaron el suelo y mi mente empezo a funcionar. Me dirigí hasta la cocina a preparar el desayuno, no había nada en la nevera, asi que tuve que ir al mercado a comprar. Lo odio, el señor que me atendió me reconoció enseguida, y después de recoger la compra me empezó el típico diálogo de siempre "Ay pobre pequeña, una perdida asi es dura, pero en la vida hay...." Y bla bla bla.

A los pocos segundos había huido y estaba en el porche de mi casa secándome las lágrimas. ¿Que sabran ellos de como me siento? No saben nada, ellos tienen unos padres perfectos y una vida llena de flores. Antes se burlaban de ella por creer en cosas fantasiosas y ahora que ha muerto todos la quieren. Me da pena toda esta gente falsa, por que no hay ningún otro adjetivo, solo son farsantes y embusteros.

Mi padre me abrazó por atrás, no me dijo nada, pero eso ya me bastaba para ver que aun me queda algo para luchar.

- Yo también la hecho de menos, puede que ahora no lo veas pero algun dia las cosas cambiarán. Te lo prometo. Estamos juntos en esto ¿vale? Tu y yo. Y a los otros que les jodan. Somos una familia, no perfecta, pero los dos nos queremos. Te quiero hija.- susurró.

Mi padre tenia razón. Puede que él ahora este desfavorecido, que su pelo negro se haya convertido en un pelo largo y un poco blanco grisáceo, que tenga su barba mal hecha y que su traje se haya convertido en un pijama mohoso. Pero él cambiara y se curara de todo lo que esta pasando.

Comimos a gusto. Me dirigí a la nevera y vi que hoy teníamos que ir al notario. Soplé, es hoy, el dia en el que recibiremos lo que ella nos dejo en su herencia. Vestí a mi padre, le puse su mejor traje azul marino y su corbata negra, se veía bien. Esta vez le dije que me tenia que dejar teñir le por ella. Accepto, para mi sopresa. Le arregle tanto como pude y tuve que taparle con maquillaje un poco de las ojeras que tenia. Se miró al espejo y sonrió. - No estoy nada mal- Me dijo con una sonrisa pequeña. Le dije que mirara la tele mientras yo me arreglaba. Me puse un vestido negro de mangas semi transparente. Me maquille un poco, sin darle mucha importancia. Mire mi pelo a través del espejo, era un pelo largo y negro lacio, me recordaba a ella...¿Por que todo me recuerda a ella? Sobretodo por mi aspecto. Ya sentia mis lágrimas bajar por las mejillas.

" Te odio" me grite a mi misma rompiendo el espejo con mi puño. Le di justo en el centro, todos los cristales cayeron sobre mi y un fuerte ruido retumbo la casa. Mi padre no vino a ayudarme, me levanté yo sola y fui a por el botiquín. Después volví al espejo y tuve que recojer cada uno de ellos. Uno se había incrustado en el cristal, seguia intacto, aun veía mi pelo. Segui llorando y coji un cristal del suelo. Era puntiagudo, una buena arma si te atacan, pero ese no era mi plan. Estruje bien mis manos contra el cristal y las acerque donde había su recuerdo, el de ella. De una zarpada, vi como mi pelo caía al suelo, mi hermoso y odiado pelo se fue, igual que ella. Segui hasta que mi pelo quedo a la altura de mi cuello. No me quedaba mal, pero asi nadie me confundiría con ella, ni mucho menos, me parecería a ella. La quería tanto, pero ahora la tengo que olvidar. Para siempre.

Mi padre se sorprendió al verme pero no dijo ni pío, creo que ya sabía el motivo de por que lo había hecho. Salimos de casa y por un momento, el roce de mi piel con el aire fue agradable.

La gente nos miraba mientras andábamos, susurrando cosas y llamándonos, por lo que entendí, pirados. ¿Asi va a funcionar esta sociedad? Te van a llamar loco hasta que te mueras ahogada y a todo el mundo le de pena. Esta seria una buena conversación para tener con ella, pero eso tendría que haberlo pensado antes.

Llegamos al sitio, mi padre respiro varias veces y conto hasta 10 en sigilo mientras yo me dedicaba a mirarle. ¿Cuantas veces mi padre ha tenido que defenderla delante de todos?¿Cuantas veces la ha creído y le ha animado a seguir? Y ahora todo se va a la mierda por que ella ha muerto. Ha dejado de existir, ya la gente no tiene a nadie de quién burlarse. ¿Y sabes por que?

POR QUE MI MADRE YA NO ESTÁ. Ahora la veo cuando escucho Labrinth - Jelous

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 25, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

|| La Isla de los Caídos ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora