— ¡¿Qué pasó luego!? — Gritó Yocz casi dejándome sorda.
Resistí el impulso de tirarla fuera de la cama. Estábamos en mi habitación, los cuatro, intentando hacer tarea. Al menos yo lo intentaba, no podía sacar a Kyle de mi cabeza.
Aunque no estudiamos juntos, mis amigos y yo, teníamos la tradición de ayudarnos con las tareas. Gracias a Yocz aprobé mi trabajo final de arte con muy buena calificación. Yo era un asco dibujando, ni los tutoriales de youtube pudieron ayudarme.
— ¿Qué va a pasar? — Le dije algo molesta, odiaba que me gritaran. — Llegamos a mi parada y me baje del autobús.
Fije mi vista de nuevo en la computadora, tenía que ayudar a Ru con un trabajo sobre la Segunda Guerra Mundial.
— ¿Es en serio? — Me observó como si fuera un alíen o algo así.
“Si Yocz, tu amiga es una idiota”
Solo asentí mientras seguía leyendo el documento. Había leído diez veces el mismo párrafo y aun no lograba concentrarme.
— Esta bueno, beso tu mano y te tiene de fondo de pantalla. Yo le hubiera dicho algo, pedido el número, por lo menos. Besado apasionadamente, quizás. — se echó a reír. — ¿Ustedes que creen chicos?
— Debiste preguntarle por qué eres su fondo de pantalla. Ni yo, que te amo, te pondría de fondo de pantalla. — Dijo Isaac.
Se encontraba sentado frente a mi librero viéndolo con el ceño fruncido. No pude evitar mi sonrisa. Ya sabía de qué iba, mi librero estaba desorganizado.
No había cosa que le molestara más, que los libros o escritorios desordenados. Lo cual era muy gracioso. Su habitación era un auténtico caos, cama destendida y ropa, zapatos y otras cosas regadas por los suelos.
Pero si veías su librero y escritorio, era como el centro del tornado, todo caos alrededor pero allí, todo era perfecto.
Una vez al año, generalmente en vacaciones, se tomaba uno o dos días para reorganizar su librero. Ya lo había hecho por orden alfabético, colores, incluso una vez llegó a hacerlo por el orden alfabético de los apellidos del protagonista.
— Gracias por tanto amor. — Le tire una almohada. — ¿tu qué negro?
Mire a Russell que estaba enfrascado con su cuaderno sacando cuentas. He aquí señoras y señores ¡Nuestro cerebrito en matemáticas!
“ Aplaudan, aplaudan”
— Si me hubieras vomitado. — Se detuvo para borrar algo en su cuaderno. — Querría patearte, no ponerte de fondo de pantalla. La pregunta es… — Alzo la vista y la clavó en mí. — ¿Le gustas? Más importante aún ¿Te gusta?
Isaac dejó de ver el librero y volteo a verme inmediatamente.
“¡Pues claro que me gusta! ¿Acaso no escuchaste lo bueno que está?”
— ¡Por dios! Pero si nos hemos visto ¿qué? ¿Dos veces? Y en una de esas lo vomite… Pff…Eso es imposible. No es que no sea guapo (“Es un bombón”) Y parece agradable (“todo un caballero” ) pero que tenga esos ojos (“maravillosos ojos… ¿y los labios? Totalmente besables, están para hincarle el diente”)
Me calle, las interrupciones de Sirya no me ayudaban a sonar más convincente.
— Pero eso no tiene nada que ver. No me gusta. — sentencie.
“Tienes razón, no nos gusta. ¡Nos encanta!”
El teléfono de Yocz logro quitar las miradas de mí. Gracias a dios. Ella pego un pequeño gritico y se dirigió a la puerta de la habitación.
— Ya vengo, esta conversación no ha terminado.— me señaló antes de salir del cuarto. — Hola caramelo…
— ¿Caramelo? — pregunto Ru con un tono de burla.
— Él le dice “Algodon de azucar”— hice mi mejor imitación del novio de Yocz, solo lo había visto dos veces. Era agradable.
Ru se rio, centrando su atención de nuevo a su cuaderno. Todos seguimos haciendo tarea en silencio. Mientras el soundtrack de la princesa mononoke, nos brindaba la ambientación.
— ¡No lo resisto más!
Gritó Isaac de repente. Mientras se levantaba y se dirigía a mi librero. Una sonrisa de victoria se plantó en mi cara. Mire a Ru y gesticulando con la boca le dije “Págame” y el me paso el billete negando con la cabeza.
Hacer apuestas a costa de Isaac daba buenos frutos.____________
Media hora había pasado y aun Yocz no volvía, es increíble lo mucho que hablan los enamorados.
— Termine. — Isaac llamó nuestra atención.
Y sí, mi librero estaba impecable y hermoso, ordenado por colores. Su cara de felicidad era tal, que me tentaba a molestarlo.
— No está mal. Pero para la próxima por orden alfabético, por favor.— dije como si fuera su jefe.
Su cara era digna de un meme, había jodido su momento de felicidad. ¡¿Donde estas ahora persona que me grabó?! Esto sí merece estar en internet.
— ¡Tu! Pequeña insensible.
Se lanzó sobre mí en la cama y comenzó a hacerme cosquillas. Casi no podía respirar.
— ¡Ru! No te quedes allí. ¡Ayudame!.— Pedí entre risas.
Así, mi hermoso amigo se tiró sobre Isaac, lo que no calcule es que terminaría de aplastarme. Éramos una maraña de cuerpos, gritos y risas hasta que la puerta se abrió.
— No los puedo dejar cinco minutos. — dijo Yocz desde la puerta. Cuando usaba ese tono era idéntica a su madre. — Niños, no hagan planes para el sábado que viene. ¡Nos iremos de fiesta! — Chillo y se lanzó en la cama aplastando a todos.
Creo que ya éramos muchos sobre la pequeña cama individual, porque cinco segundos después que Yocz se lanzará. La cama se partió y terminamos con el colchón en el piso. Todos nos miramos espantados.
“Mierda, ahora ¿Como le explicamos esto a mamá?”
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Vomitando Corazones #VzlaAwards2017
Short StoryTodos sabemos que el enamoramiento tiene síntomas: El corazón late rápido, las manos te sudan, no puedes pensar con claridad y el más común y popular de todos, mariposas en el estomago. ¿Qué pasaría si no sólo sintieras mariposas? ¿Y si el síntoma...