Adiós.

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Después de mil peleas, cientos de insultos y diez adiós, me di cuenta de que debía de parar.

Parar el reloj y comenzar desde el principio, pero sin tí.

Parar de hundir la poca dignidad que me quedaba y aguantar lo mas que pudiera.

Mantenerme aflote aunque me costará volver atrás y sentirte.

Ya no quería sufrir más y con las pongas ganas que me quedaban te dejé, me costó pero te dejé.

¿Lo hice bien? ¿Lo hice mal?, no me importaba, porque por una vez pude sentir el aire chocar en mi cara y ver miles de oportunidades que tenía.

La amnesia era mi mejor compañía cada mañana y la fuerza mi mejor compañía por las noches para no tener que responder tus mensajes.

Las oportunidades se fueron al vacío contigo.

La locura era mi mayor distracción para olvidarte, pero, la realidad cada tarde era la que chocaba conmigo.

Ya no había desorden en mi corazón, ya no había nada.

Lo tiré todo mientras gritaba que parará.

Ahora la ausencia iba acompañada de mi mano y el delirio se asomaba por mi garganta.

Pequeños fragmentos de un amor imposibles se hundieron, pero nunca en el pozo del olvido.

Y aunque me doliera, mis ojos se secaron en el desierto.

El corazón se me congeló como el frío invierno que se acercaba a pasos lentos.

Los días pasaban desesperadamente, mientras yo seguía con una taza de café humeante sentada enfrente de la ventana.

Mirando como las personas se hacían mas lejanas a mi alrededor.

La música sonaba débil y ahogada.

Las luces se veían más lejanas.

El cielo comenzaba a formar pequeños copos de nieve, dando inicio a el invierno, congelando mi corazón.

Formando un hielo indestructible, agonizante.

INSOMNIO #wattys2018 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora