Liberarse Bailando

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Te espero en la plaza.
Ponte tus manoletinas
y aquel vestido de tu amiga.
Te ves malditamente hermosa.

Entrelacemos nuestras manos.
No dejemos nuestros corazones de lado.
¿Me concedes éste vals?
Déjate llevar.

No necesitas saber de bailes
ni de ningún movimiento para cautivarme.
¿Por qué? Porque soy tuya. Moriría por tí.
Tú, simplemente, vive por mí.

No sentimos nuestras inseguridades ni nuestros temores.
Eso es cosa del pasado.
El presente, nuestros pies en movimiento.
El futuro, nosotras y el bienestar de la otra.

Llueven las estrellas,
no hay ningún otro espectador, salvo mi fiel confidente, la luna llena.
No la ves porque sabe de tu timidez.

Te amo. Te necesito. Te brillan los ojos y tu sonrisa te delata.
No quieres parar de bailar.
No quieres parar de sentirte libre.

Cariño, eres libre, por eso me enamoré de tí.
Rompistes tus cadenas al dejar de escucharles.
Decidistes descubrir la verdad
y encontrastes algo más.
Pero eso lo dejaremos para otro poema.

Siento el viento erizar mi piel.
Vueltas y más vueltas.
Este vals acaba de comenzar.

-C

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