Buscando una razón

El rocio de la mañana

Mediodía

Aquella mañana nublada, en lo más profundo del bosque una melodía resonaba por todo el lugar, eran los sonidos de la naturaleza, las gotas cayendo de las hojas hacia los charcos, las ramas chocando una sobre otras,  un ruiseñor cantando, que de alguna manera parecía sincronizarse para formar una hermosa melodía que solo los que habitaban ese lugar tenían la dicha de escucharlo.

Cada paso era avisado por las hojas secas que crujían en el suelo lodoso,alarmando a todo animal que estuviera cerca. Sin miedo alguno la pequeña criatura andaba como un bebe dando sus primeros pasos; observando su alrededor con mirada curiosa pero sin el deseo de tocar su alrededor, no sabía quién era o qué había sido antes de salir de aquella Palma, ni mucho menos que lo depararía, pero no parecía importante, por algún modo solo quería seguir caminando, sin ningún destino, solo seguir caminando. Las horas pasaron ¿cuántas?... Eso no importa, el tiempo no gobernaba ese lugar; después de caminar por aquel bosque que parecía no tener fin, la criatura que parecía estar hecha de una masa gelatinosa color calizo pudo observar la hermosa naturaleza, como la mantiz devorando a su pareja, al ver todo no parecía genérale alguna emoción solo lo miraba con curiosidad. Al poco rato detuvo su paso al sentir un vacío en su cuerpo, se había dado cuenta de que no tenía un destino al cual llegar provocado un sentimiento de soledad, que hicieron que se hincará abrazándose así mismo, serrando sus ojos transparente fuertemente, como si quisiera llorar, pero si poder lograrlo, en ese momento decidió proponerse un lugar al cual llegar, así que, con velocidad se levantó y empezó a observar a su alrededor para escoger a donde quería ir. Con la mirada temerosa pero decidida se centró en el cerro más alto de todo el valle y sin dudarlo se dirigió hacia allá.

El día se ponía más frío, las nubes se juntaban más, el hermoso azul se estaba transformando a un gris, todo era tan distante y ajeno.