Capítulo 5

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Capítulo 5

El banquete de la amistad

¿Cómo era posible?

¿Qué había hecho mal?

¿Por qué no estaba sentada bajo el león dorado junto a todos los Gryffindor?

¿Acaso no había sido lo suficientemente valiente?

¿Podría ser que el sombrero se hubiera equivocado? Hasta el niño regordete que había perdido al sapo había salido en Gryffindor.

Que Harry Potter fuera nombrado en esa casa no era ninguna novedad, pero todo era tan confuso. Y lo peor era que los nombres seguían y seguían. Eran demasiados, y ella solo podía pensar en irse a descansar, aunque no tenía no sueño. Tampoco tenía hambre, solo quería estar sola.

-Swore, Rae.- La pequeña niña se aproximó al banco de madera con pequeños saltitos mientras sonreía. Su cabello blanquecino brillaba aún más bajo la luz de las velas. Se puso el sombrero entusiasmada mientras inflaba sus mejillas. Después de una pausa, el sombrero gritó:

-¡Slytherin!

La conmoción volvió invadir a Jazz, y sobre todo a los alumnos bajo la serpiente que miraban a la niña como un espécimen distinto. Se preguntó si el sombrero tendría algún defecto.

-Espero que esto termine pronto. Quisiera comer lo más pronto posible.- bufó una chica a su lado. Tenía el cabello rubio y miraba aburrida hacia la profesora McGonagall que volvía a gritar nombres.

-Sí, igual yo.- La apoyó Jazmín desanimada.

-Deberían alimentarnos en el proceso ¿no crees? Digo, compré algunos dulces en el expreso, pero el paseo en barco me dejó agotada.

-¡Tarwble Johnson, Tedd!- gritó McGonagall repentinamente captando la atención de Jazmín. Por primera vez en toda la noche, visualizó a su mejor amigo. Caminaba tranquilo hacia el sombrero, y pudo escuchar el murmullo de muchas chicas ante la apariencia de Tedd. Se colocó el sombrero mientras a Jazz le palpitaba el corazón furtivamente.

-¡Gryffindor!

Su amigo se encaminó hacia la mesa contigua, recibido por los aplausos de su deseada casa. Y Jazz, desinflada como un globo, se recargó en la mesa.

-Tranquila, muy pronto comeremos- la consoló la rubia a su lado- se han saltado a la Z.

Los nombres continuaron hasta un tal Zabini, Blaise, y Jazmín se sentía peor con cada momento que pasaba. Tuvo que levantarse para la bienvenida del apreciado director Albus Dumbledore. A pesar de que su madre les había prohibido el contacto cercano a la magia, Dumbledore era una figura de respeto a su familia. Año con año, su madre le pedía a Rick que consiguiera un búho prestado para escribirle una carta. Nunca había preguntado sobre ello.

-¡Bienvenidos! ¡Bienvenidos a un nuevo año en Hogwarts! Antes de comenzar nuestro banquete, quiero decir unas pocas palabras. Y aquí están, ¡Papanatas! ¡Llorones! ¡Baratijas! ¡Pellizco!...¡Muchas gracias!

Jazmín pensó que el director debía de tener un estupendo sentido del humor, pero sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando de un momento a otro, los platos de oro estuvieron llenos de la comida más apetitosa que Jazmín había visto jamás. Sin embargo, apenas se atrevió a dar un bocado, el nudo en su estómago parecía llenarlo todo, a diferencia de la chica a su lado que parecía devorarlo todo.

-¡¿No comerás nada?!- le preguntó mientras se servía una buena porción de cerdo asado. Jazmín negó con la cabeza. -¡Te morirás de hambre! Bueno, de hecho nuestros dormitorios están cerca de las cocinas, así que podrías acercarte por un bocadillo nocturno, pero los elfos estarán limpiando. Anda come, o te obligaré a hacerlo yo.- La chica le sirvió patatas asadas a Jazz y un poco de pollo y cordero.

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