Sarah era una chica fría, pero eso no quitaba que tenia sentimientos, y muchos, ver a Ryan con la chica que hizo miserable su vida la dañaba demasiado.
Pero era claro que no se dejaría vencer, superaría a Ryan, eso haría, la felicidad no estaba en un hombre.
Estaba segura de que después de lo que haría, nada volvería a ser igual, empezaría haciéndose un cambio de look.
Se pintaría el cabello, utilizaría maquillaje, vestiría algo que hiciera lucir su bello cuerpo.
Llego a la estética, pidió todo el tratamiento y las estilistas hicieron su trabajo.
Al final del día Sarah lucía su cabello rosa, un rosa pastel, traía puesto un vestido semi ajustado arriba de las rodillas, estaba ligeramente maquillada.
Ella estaba irreconocible.
Esta vez Sarah no recurriría a las heridas en sus manos, ni a los intentos de daños en su cuerpo, solamente haría ver al mundo que ella no se rendía y si un día estuvo en el abismo, ya no sería lo mismo.
Camino con la cara en alto, todos la miraban.
-¿Acaso nunca has visto una chica con el cabello rosa o qué?- soltó Sarah hacía un chico que la miraba desvergonzadamente
-Si, pero nunca que lo luciera alguien tan sexy como tú- le mando un beso.
Sarah hizo una mueca de asco, no sin después decir -Asqueroso
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Después de vários días Sarah había planeado una fiesta de bienvenida para Amber una gran amiga, que a pesar de ser más chica que ella, la quería y estimaba.
Sarah se movía de un lugar a otro, buscando que todo quedara perfecto.
Amber no tardaría en llegar, y era lo que ella quería, hablar y platicarle todo acerca de Ryan, estaba preparada mentalmente para los regaños de ella.
La puerta se abrió, y la pudo ver, sus ojos estaban tristes, lo podía notar, estaba más que claro que algo había pasado en Nueva York
-Sopresa- le dijo abrazándola, ella correspondió, ambas no eran muy efusivas con los abrazos pero esta ocasión lo ameritaba.
-Gracias- dijo ella sonriendo- es un lindo detalle
Sarah la tomo de la mano y la guió al salón donde podía ver a otros chicos es decir amigos y amigas de Amber.
-Woow- abrió la boca- ¿Acaso husmeaste mi directorio?
Ella soltó una carcajada.
-Claro que no- rió- bueno talvez
Ambas rieron más fuerte.
Dejo a Amber con los chicos, y salió al recibidor.
Todo estaba tan calmado, sabía que Ryan no iría a la fiesta algo bueno.
Sumida en sus pensamientos no se dio cuenta que un chico súper sexy bajaba de una moto, justo enfrente de la casa de Amber.
-Hola- le dijo el chico sonriendole
Vaya que linda sonrisa pensó
-Disculpa, ¿Aquí vive Amber Lasmanis?- Sarah salió de su trance y asintió.
-Claro, ¿Por qué?, ¿Eres su novio?, ¿Se casaron en Nueva York?, espera ¿Eres de esos chicos que se exhiben en páginas de citas y ella te compro?- el chico la miró espantado.
-No, nada de eso- le respondió temeroso
-Haberlo dicho antes y ¿ Tienes novia?- le preguntó Sarah coquetamente.
Estaba segura que ella nunca se comportaría así, pero de verdad el chico era sumamente atractivo para no ligarselo.
-No- respondió desconcertado- ¿Le podrías hablar a Amber por favor?
Sarah asintió, de verdad el chico era lindo, hasta para hablar.
Aviso a Amber del chico y siguió en la fiesta.
Todo estuvo bien, resulta que el atractivo chico se llamaba Blaine.
Después de todo, Sarah decidió irse a su casa, Amber se ofreció a llevarla, pero no quiso.
En realidad solo quería meditar, caminaba por la calle, aún había personas a esa hora de la noche, sintió un fuerte viento que causo que el gorro que llevaba se volara.
Se volteo para ir por el gorro, cuando lo vio, ahí estaba el chico que hace años ella había dejado por pensar que era poca cosa ella para él, el la amaba, y ella lo hacía, pero sin embargo ella lo dejo.
-Toma- le dijo Tyler extendiendo el gorro
Ella lo tomó y él se fue, sin emitir más palabras.
Fue doloroso, pero ella se había buscado ese dolor.
Tyler era el recuerdo de un amor que nunca fue.