Cosas de familia.

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- Entonces resulta, que te adoptaron y tienes familia. - Creo que hacía bastante tiempo se había llegado a aquella conclusión, sólo que un tonto muchacho amante de las bragas de animalitos se había unido a la conversación demasiado tarde y ahora debía volver a contar lo que sabía de aquello.

- Eso es amigo, ya te crece el cerebro. - Me burlé y en lugar de ponerse de malas pulgas me estrelló el helado de chocolate en la cara, me estaba haciendo la furiosa pero quería jugarle un par de bromas.

- Te ves más bonita así, y apetitosa - Se acercó y lamió mi mejilla y le di un golpe en la nariz. - ya perdón, lo lamento ¿Si? Solo jugaba.

- Mas te vale Sauvignan, no estoy para ser devorada y si lo intentas otra vez, serán tus bolas las que sufran. - Me hice la enfadada; siendo sincera nunca lo había visto tan muerto del miedo, no sabía que era lo que tenía para hacer que tuviera tanto miedo.

- Okay, señorita no lo haré de nuevo. Eso si seguiré queriendo ver esa sonrisa que se te ve linda. - Me puse roja a veces sentía cosas, cosas que no conocía y me asustaban no sabía si me iba a morir o algo así.

- Bueno ya sabes es bueno sonreír a veces. - Dije nerviosa, ya carajo creo que me había enfermado la panza me dolía y se sentía como si tuviera gases, pero no tenía gases, que me pasa era un misterio. Solo me puse otra vez roja y me tapé con la chaqueta la cara.

- Ya deja de molestarla Thomas ¿no ves como se pone? - Le di un golpe en la nuca a Álex ahora, le gustaba joder tanto como a Thomas, y así fuera contra mí era con amor, porque eran mis amigos, los únicos.

- Hola, ¿Podemos hacernos aquí? - Mis... Hermanos. Si, mis hermanos habían llegado al lado de nosotros en el prado donde yacíamos luego de nuestras clases, asentimos casi simultáneamente y ellos se recostaron cerca a nosotros, pero no seguimos con nuestra charla era extraña con ellos allí a nuestro lado.

- Entonces todo va de manera correcta ¿no es así? - Traté de iniciar una conversación con ellos a lo que el chico solo asintió y la chica literalmente se lanzó sobre mi como la otra vez, no entendía como obtenía tanta energía si era una adolescente, bueno yo también lo era pero no servía para estar tan enérgica, traté de abrazarla.

- Mi hermana querida, tendremos una noche de chicas ¿si? por favor... - Literal me rogaba frente a ellos, sin vergüenza alguna y yo tuve que apiadarme de ella, asentí y gritó. - ¡si! ¡si! ¡nos divertiremos mucho hermana mayor!

No sabia cual era la razón para tanto alboroto de su parte, realmente me parecía muy niñezco aquello, yo no sería capaz de poner en práctica ese tipo de expresiones; podrían llamarme fría o lo que quisieran pero a nadie le agradaba ese tipo de expresiones tan desmesuradas, la gente tiende a ser muy fría si se lo propone y si alguien llega con este tipo de efusividades perdería los cabales muy fácilmente, como estoy tratando de que no me suceda.

- Emma ya basta, puedes dar abrazos pero recuerda que no a todos les gustan tan fuertes. - El chico que según yo recordaba se llamaba Julian le dijo y ella le hizo caso apartándose al instante algo que me agradó del chico.

- Muchas gracias por eso Julian, eres bueno adivinando los sentimientos de los demás - Solo asintió con una sonrisa serena en su rostro, no podía evitar pensar que el era el más sensato de los dos y me agradaba aquello; pensando bien lo de mi hermana era pura atención, Julian era hombre no mujer y que yo apareciera en su vida le daba la oportunidad de tener una compañía diferente a la de su hermano que no tenía claro si era mayor o menor.

- Bueno creo que no deberías agradecer eso, por los amigos se ayuda ¿no te parece? - Asentí, la impresión que me había dado ese chico de 14 años no cambiaria por nada en el mundo. Me acerqué a él.

- Es necesario así me criaron hace mucho tiempo 18 años para ser mas exactos. - Le gustó aquello porque se acercó más a mi y se apoyó (con mi permiso) en mi hombro con cuidado, era lo más cercanos que habíamos estado luego de conocernos y no era nada incomodo, me agradaba.

- Padre nos espera a los tres en casa Katy, es hora de irnos. - Asentí y tomé mi mochila antes de despedirnos los tres de mis amigos, caminamos hasta la acera fuera del lugar donde el auto de papá nos esperaba, era aburrido no poder tomar la bicicleta para poder ir a casa tan solo porque el así lo quería. Entramos.

...

- Señorita Di Alessandro despierte, hemos llegado.

Con un quejido entreabrí los ojos ante la mirada de Alberto el chofer que parecía enfadado con algo, me incorporé con rapidez asi me diera algún mareo y salí de allí, a veces me daba la sensación de que nadie me quería allí o que yo era un problema, trataba de ignorarlo a veces pero no siempre podía hacerlo y más con las miradas escrutadoras de aquellos hombres que trabajaban con mi padre; comencé a caminar en dirección a la mansión.

Papá y su familia era muy adinerada, aunque me daba cierta duda el saber de donde sacaban tanto dinero, bueno no era lo único. Aquella mansión estaba llena de secretos.

Secretos que estaban prohibidos para mi y para mis hermanos por lo que podía ver, siempre que llegábamos a aquella mansión todo quedaba en simples susurros y miradas de odio, desdén y avances en miradas que tendían a darme escalofríos las veces que podía detectarlas.

Quería descubrir aquello.

Tan solo que no sabía como lo haría.

- Vamos Katy Cat, tendremos nuestra tarde de chicas. - Y así me vi arrastrada por mi hermana menor a su habitación donde me usó como muñeca cada vez que quiso, estaba fastidiada y a punto de darle un golpe en la nuca para que se quedara dormida en su cama, ciertamente le daba emoción tenerme allí pero yo no era su muñeca.

- Hola chicas les traigo un aperitivo mientras la cena está, no molesten a su padre está estresado - Dijo como si nos estuviera confiando un secreto, ciertamente la madre de mis hermanos (que  se llama Eliza pero casi ni lo menciono asi que no es nada relevante) era un poco extraña, una mezcla de Julián y Emma si podía decirlo y me resultaba inquietante.

- Claro que no lo haremos mami ¿cierto Katy? - Me codeó y yo la miré mal, no estaba obligada a decirle nada, ella no era mi mamá (asi me lo hubiese propuesto hace varias semanas y yo hubiera declinado la oferta) y nunca lo sería, solo era alguien externo. 

Cuando se fue, Emma me miró como niña resentida y caprichosa, bufé. Ella no cambió la expresión y ya yo estaba llegando a mi límite de caprichos de esta niña.

- Deberías respetar mi forma de pensar Emma Alessia - Dije ya cansada de todo esto. - Nunca tomaré a tu madre como si fuera la mía así lo quieras tu. MI MADRE está muerta y acabado el asunto.

Con eso salí sin darle tiempo a replicar alguna de las cosas que le había soltado, ya era el colmo de todo el tener que aceptar que su madre me diera órdenes siendo alguien externo a mi familia, era la madre de mis hermanos y la esposa de mi padre pero no era quien para darme órdenes.

- ¡Joder, el envío tiene que estar en Madrid ahora. Malditos incompetentes...! - Se escuchó un estruendo, esperen ¿eso era un arma lo que sonó? Debía averiguar aquello.

Comencé a caminar hacia el origen del sonido y frente a mi aparecieron dos grandes puertas de madera, los sonidos se podían escuchar claramente.

— Vean, si no hacen su trabajo acabarán igual que.este asqueroso cuerpo. Dom saca la basura.

Seguí escuchando sin entender hasta que las puertas se abrieron dejandome caer y quedar a la vista de todos los presentes.

Joder.

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⏰ Última actualización: Apr 01, 2018 ⏰

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