Veintiuno

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*Harry*

Despertó a las 5 de la mañana. Otra vez un sueño en el que ____ aparecía.

Dos noches seguidas soñándola y no le gustaba, porque al despertar se daba cuenta de que tan sólo había sido un sueño, y su realidad era otra.

No pudo volver a dormir. Se quedó en habitación pensando. Viejos recuerdos llegaron a su mente. Recuerdos de…Alejandra. ¿Quién lo diría? ¿Quién iba a creer que terminarían así? Después de lo que ella le decía.

*Flash back*

Harry siempre había sido así, muy dulce y tierno. Por ello era muy fácil que lo lastimaran, y por lo mismo de su inocencia perdonaba muy fácilmente y no se daba cuenta de muchas cosas.

Alejandra y Harry se conocían desde que él tenía memoria. La conoció en la escuela. Al parecer desde la primaria. Porque ella estaba en todos los recuerdos de su infancia.

Harry todo el tiempo hablaba de ella a su madre, le decía lo linda que era y que le pediría que fuera su novia, las típicas cosas que hace uno cuando niño.

Se armó de valor, llevó una rosa que para él era la más linda. Alejandra desde pequeña tenía grandes aspiraciones, actuaba como una niña mayor, prefería tener amigos mayores que ella a pesar de sus escasos 8 años de edad. Cada vez que Harry se acercaba para invitarla a su casa a comer galletas ella le decía que era muy pequeño, que era un niño tan solo. Ambos eran niños, Harry era un año mayor que ella, pero era tan dulce y lindo que creía en verdad que solo era un niño y Alejandra toda una persona madura. Creía que ella siempre tenía razón, que debía hacer lo que ella quería siempre. Y aunque en muchas veces ella fue grosera y lo trató mal él seguía siendo tan dulce como podía.

Llegó donde ella, le confesó su amor y le dio la rosa. Y ella con la dulzura que la caracterizaba recibió la rosa y le gritó <JAMÁS SERÍA NOVIA DE UN NIÑO COMO TÚ>. Tiró la rosa y se marchó.

Rompió sus ilusiones, pero aún no su corazón. Su madre estuvo tratando de consolarlo por horas. No dejaba de llorar. Lo peor era que en lugar de creer que ella era una malagradecida creía que él era un tonto. Creía que el error estaba en él.

Pasó el resto de la primaria tratando de ser alguien que a ella le agradara. Y no lo logró.

Al terminar la primaria rogó a su madre para que lo dejara ir al mismo colegio al que iría Alejandra. Su madre se negó por completo pues se dio cuenta que ella lo había lastimado y fácilmente lo haría de nuevo.

Durante esos pocos años se olvidó un poco de ella. Aunque al principio la llamaba casi diario para invitarla a salir y ella ni se molestaba en atender las llamadas. Decidió dejar de insistir.

Así pasó el tiempo, hasta que sin esperarlo se volvieron a encontrar.

El primer día en la universidad, y Harry se sorprendió al darse cuenta que Alejandra estaba en la misma aula que él. Pero para ella la sorpresa fue aún mayor.

Harry desde pequeño era tan lindo tanto en sus sentimientos como en su físico. Pero ahora, había pasado el tiempo y estaba hecho un maldito Dios. Era aún más alto, tenía una hermosa sonrisa, un cuerpo perfecto. Y lo mejor era que no había cambiado. Seguía siendo tan dulce y tierno como antes.

No tardó demasiado en ir a saludarla, pero para su pésima suerte ella seguía siendo la misma chica arrogante. Y bueno, él seguía encantado cada vez que la veía.

Ya era mayor, así que ella ya no podía ser tan cruel con él. Aún así lo lastimaba.

Pasaba la vida de fiesta en fiesta. Faltaba a muchas clases.

Delicioso Amor (Harry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora