Capítulo 2

163 8 0
                                    

~capítulo 2~

Desperté algo aturdida, ojalá lo que acaba de pasar sea un maldito sueño, así que a la cuenta de tres abriré mis ojos para ir a la escuela como todos los días a encontrarme con mi novio, uno... Dos... ¡Tres!, abrí mis ojos de golpe al mismo tiempo que me paré de donde me encontraba sentada

-¡auch!- dije ya que me paré de un golpe pegándome muy fuerte en la cabeza con el techo de ¿la furgoneta? ¿¡sigo metida aquí a dentro!? Maldición, no es un maldito sueño, ¡es real!

-¡quédate quieta!- me agarró el mismo señor que me puso ese paño asqueroso. Me apuntó con la pistola en la cabeza mientras me tenía con mis manos hacia atrás. Mi respiración se aceleró a mil al sentir el arma contra mi frente, ¿que haría ahora?

-¿dónde me llevan?- me armé de valor y pregunté pero nadie me respondió -¿qué me van a hacer?- seguía siendo ignorada por ambos hombres -¿¡donde mierda me llevan!?- volví a insistir y exploté de angustia y miedo, en estos momentos odio tener tan poca paciencia

-¡cierra la boca!- me apretó aún más las manos tirando de ellas

-¡basta Jerry!, le dejarás marcas- intervino el chico de los ojos verdes

-¡tu cállate Harry!- la furgoneta paró -llévatela tu antes de que le haga algo malo- me miró de pies a cabeza provocando que me tensara enseguida

-ven, camina- me tomó de los hombros el tal chico... ¿Harry?, si creo que así se llama

-¿dónde vamos?- pregunté

-shh- fue lo único que dijo hasta que llegamos a una casa. Entramos, todo era de paredes blancas, una alfombra grande que decoraba la vacía sala hasta llegar al comedor, donde se ubicaba una pequeña mesa y cuatro sillas. Harry me guió por las escaleras pasando por un pasillo largo, de muchas habitaciones, paramos en una puerta de color piel, Harry la abrió indicando que pasara yo primero, pasé algo insegura y atemorizada, más bien, me arrastró hasta dentro de la habitación, al entrar me quedé parada cerca de la puerta, puede que en un segundo se descuide y pueda salir corriendo en busca de ayuda, pero Harry me arrastró más adentro de la habitación como si supiera lo que tenía planeado hacer. ¿Ahora qué haría?, ¿sentarme en la cama como si nada pasara?

-¿quiénes son ustedes?- por dios _______, es obvio que son unos malditos secuestradores, me regañó mi voz interna -¿qué quieren de mi?- volví a preguntar porque no me contestó la primera pregunta

-de ti nada- dijo simple, ¿¡nada, y por qué coño me tienen metida aquí!?, estaba a punto de articular una palabra pero Harry habló primero -queremos algo de tu padre-

-¿qué cosa?-

-su dinero-

-¿dinero? jajaja- reí -lo que menos tenemos es dinero- y eso que dije era verdad, nos faltaban algunas deudas que pagar... La cosa es que no somos gente de mucho dinero, levanté mi mirada y vi  a Harry con su rostro sereno -¿cuanto precisamente?-

-eso no te incumbe a ti- respondió sin mirarme

-¿que no me incumbe? ¿Perdón?, ¡pero es a mí a quien tienen secuestrada por eso!- de verdad como odio mi poca paciencia que tengo

-¡a mí no me vengas a gritar niñita!- se acercó a mí, me asusté por su reacción pero intenté que no se notara para no parecer una maldita cobarde

-no soy una niñita- dije bajo, aunque de todos modos lo escuchó porque estaba solo a unos centímetros de mi

-escucha, niñita- dijo con intención y en un tono burlón -no me hagas odiarte, porque no sabes a lo que soy capaz de hacer-

-uy que miedo que das- _______ cállate de una vez antes de que esto empeore, me regañó mi voz interna, de nuevo.

-te crees valiente ¿he?- tomó de mis ambas manos con brusquedad y dándome una vuelta con mis manos a mi espalda, quedé con la cama en frente mío y Harry por detrás apegándome aún más a el

-déjame idiota- intenté salir de su agarre pero me fue inútil, lo único que conseguí fue una par de acaricias por su parte, haciendo que todo mi cuerpo se tensara.

 Pasó sus manos por mi cintura bajando al comienzo de mi pantalón, me empecé a asustar, jamás fui la chica atrevida, valiente y ruda, solo en algunos casos trataba a las personas con brusquedad cuando me empiezan a artar y me empiezo a desesperar. Harry bajó un poco más su mano por debajo de mi pantalón tocando mis bragas, ahora si me asusté de verdad, esto era abuso sexual, con tan solo pensarlo me angustiaba y me daban unas grandes ganas de llorar, mis ojos se empezaron a humedecer, Harry seguía bajando su mano, acariciando cada centímetro que tocaba, esta vez por debajo de mis bragas tocando mi pelvis

-¡que me dejes!- grité desesperada aumentando mis lágrimas pero Harry me apretó más y bajó más su mano hasta mi clítoris mientras que con la otra subía en busca de mis pechos -¡suéltame!- empecé a llorar como una niña -¡para por favor para!, ¡aahh!- lloraba tan fuerte al igual  que mis gritos desesperados

-¿qué cosa?, no te oigo- dijo mientras seguía dándome pequeños círculos en mi clítoris cada vez más rápidos y fuertes, intentaba zafarme pero mi fuerza era nula contra la de el

-¡déjame por favor!- estallé en llanto, el me soltó tirándome a la cama

-¿entendiste quién manda aquí?- chupó sus dedos, maldito asqueroso, lo miré con desprecio, timidez, miedo y pena, toda una mezcla confusa que provocaba un dolor interno -sabes bien, otro día te probaré entera- salío de la habitación giñándome su ojo derecho y con un gran bulto entre sus piernas, yo solo me dediqué a llorar como una condenada empapando las almohadas. Solo me quiero ir de aquí, llevo un día y ya acaba de pasar esto, imagínense los otros días que vienen, tan solo pensar en eso me volvían todos mis temores y nervios.

No sabía qué hacer, seguía aquí tumbada en esta cama con la mirada perdida en el techo, vi la pared de mi derecha que contenía un reloj que colgaba de ella, miré la hora, las 05:37 A.M. Cinco horas llevo metida aquí y llorando como una idiota, en vez de hacer algo útil, como salir de acá, tengo que escapar, ¿pero si me descubren?, ¿me irá peor?, bueno... No pierdo nada intentándolo, total, ya perdí todo, pero lo recuperaré.

Rápido me paré de donde me encontraba acostada, con un poco de nervios me dirigí a la puerta rogando porque esté abierta, tomé la perilla y la giré, empujé la puerta con suavidad pero se encontraba ¡cerrada!, ¡mierda!, ¡dios!, ¿no me puedes dar una oportunidad para salir de acá?, de nuevo las malditas gotas salieron de mis ojos, me recargue en la puerta con mis manos cubriendo mi rostro, dando pequeños sollozos, lentamente empecé a bajar quedando sentada apoyando mi espalda en el gran trozo de madera, no sé cuanto tiempo duré así, pero no pude pegar un ojo en toda la noche, los rayos del sol empezaron a alumbrar la habitación, ¿ahora es donde me doy cuenta de que hay una ventana?, gracias dios, escuchaste mi petición, pensé al mismo tiempo que la abría, pero ahora que saco con abrirla, ¡si tiene protección!, oh gracias señor, me arrebataste la oportunidad.

La puerta sonó dando a entender que alguien entró.

Stockholm Syndrome -Harry Styles y _____-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora