Capítulo 1.

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Cada vez más caliente y jadeante, Jason se acercó a la salida del edificio, donde minutos antes se encontraba luchando contra tres hombres cuyo objetivo había sido matarlo, la pelea terminó dando un giro desastroso cuando los maleantes percibieron su aroma.

Los primeros signos de su celo.

Durante la pelea los tres hombres alfa reaccionaron a su estado como se esperaría: hambrientos y deseosos, Jason pudo deshacerse de ellos fácilmente, aquellos imbéciles que por un momento pensaron que podrían tenerlo, terminaron inconscientes y atados en una esquina, había derrotado a tres alfas que jamás imaginaron que un omega les patearía el trasero.

Jason era un omega, aún tenía problemas al aceptar ese hecho, la naturaleza pareció burlarse del niño que había actuado siempre como alfa, Jason era agresivo, rebelde, temerario e incontrolable, todo lo contrario a lo que se esperaría de un omega, había aprendido a sobrellevar y ocultar su condición cuando era necesario.

Pero había cosas que él no podía ocultar ni suprimir.

Con paso lento Jason entró a un callejón y buscó equilibrio contra la pared, su celo se había adelantado, tomando respiraciones profundas dejó caer su casco al suelo, buscó en su chaqueta el comunicador que sonaba, colocándolo en su oreja para después recargar su espalda contra la fría pared que le brindo un poco de alivio.

—¿Terminaste la misión? —la voz de Batman se escuchaba impaciente y distorsionada.

—Si, termine con esos imbéciles. —Jason no podía permitir que Bruce se enterará de su error, jamás dejaría de escuchar sobre esto si el alfa llegaba a saberlo. Un jadeo escapo de sus labios, quizo disimularlo al dejar escapar un gruñido molesto un segundo después

—¿Estas herido?

Jason podía oír la lucha a través de la línea, seguramente Bruce y los demás estaban terminando el trabajo al otro lado de la ciudad.

Ni Bruce ni ninguno de los chicos debía conocer el humillante accidente, ocasionaría que Bruce decidiera prohibirle patrullar y le exigiera dejar de ser Red Hood, la relación con Bruce apesar de años de después de haber regresado, aún colgaba de un hilo.

Si Bruce como su alfa líder de manada lo ordenaba, Jason como omega no podría negarse. Esa manada era lo único que tenía.

Ser omega solo aumentaba la desaprobación de Bruce hacia él.

—... Si, uno de esos idiotas logró herirme con un cuchillo —mintió controlando su voz.

El gruñido de molesta desaprobación fue claro a través de la línea privada de comunicación.

Batman era perfecto, no cometía errores, siempre tenía un plan, el vigilante temido y odiado por los maleantes de Gotham, digno ejemplar de lo que debería ser un alfa. Esa perfección no se quedaba con él cuando regresaba a ser Bruce Wayne.

—Debiste ser más cuidadoso.

La respiración de Jason se hizo más pesada y su cuerpo transpiraba cada vez más.

—Ss... Si —soltó en un suspiro rígido.

—¿Tu herida es grave? —exigió saber Bruce.

Jason continuó escuchando los golpes que obviamente Bruce estaba acertando en su rival.

—Na... nada, simplemente buscaré donde descansar. —Tendría que ir a una farmacia por supresores antes de dirigirse a la casa de seguridad más cercana, una que desafortunadamente no estaba adecuadamente abastecida, Jason no podía vagar por las calles en ese estado.

Una razón para seguir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora