Deja oír a tu corazón

Dolor

Kamui se fue de la casa de Okita luego de eso, se encontraba deambulando por las calles de noche hasta que por fin encontró el bar con peor ambiente y con más delincuentes que podría encontrar en todo Japón. Al entrar la gente se le quedó mirando, pero el seguía con su típica sonrisa y decidió sentarse en un taburete de la barra. El camarero le miraba desconfiado hasta que Kamui  por fin se decidió a hablar.

- Deme un gin tonic con una rodaja de naranja por favor. -El camarero se sorprendió por lo que le pidió  pero lo hizo, aquel muchacho se le hacía muy extraño.

-¿Una noche dura, amigo?-Le preguntó mientras se lo servía a una velocidad impresionante.

-¿Qué le hace pensar eso?- Dijo Kamui manteniendo su expresión  dándole un sorbo a su gin tonic.

-Tiene la mirada vacía.-Kamui le dedicó una sonrisa torcida. Creía haber ya perdido la cantidad de veces que le había dicho eso.

-Podría ser peor. - Le dijo acabando el gin tónic. Él miró hacia su derecha para encontrarse con una joven en kimono y lleno de tatuajes muy delgada deborándole con la mirada él sonrió más ante eso, esa mujer le recordaba a Beatorisu.

-No está bien mirar a otras mujeres cuando estas comprometido.- Al darse la vuelta se encontró con Gintoki, el cuál estaba ya un poco borracho.

-Ella canceló la boda.-Le dijo Kamui ignorando a la otra chica.

-Debió ser duro.-Le dijo mientras tomaba más sake.-Es una mujer de bandera según tengo entendido.

-Las hay mejores.-Le dijo bebiendo otro gin tonic.

-¿Estabas enamorado de ella?-Le pregunto Gintoki serio.

-¿Por qué esa pregunta?-Le dijo mientras se acabó su tercer gin tonic.

-Estas llorando.-Le dijo y Kamui se sorprendió y dejó de sonreír y miro que en efecto le caían lágrimas. El camarero observaba en la distancia con la mirada distante.

-Ella...-Intentó decir pero no salía de su shock. No podía creer que estuviera sintiendo algo. Mucho menos llorando.

Sin saber como reaccionar, Kamui salió corriendo de aquel lugar, no podía creer como le estaba ardiendo el pecho.

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Beatorisu se encontraba apoyada  en el hombro de Abuto. Él se sentía un poco incómodo por la situación, debido a que esa escena sólo pasó cuando ella era niña y nada más.

-Me he equivocado en todo.-Le dijo Beatorisu y él no pudo hacer otra cosa más que guardar silencio.

-¿Por qué no me impediste irme con Kamui?-Le preguntó y Abuto se quedó pensativo. En realidad, lo había intentado en una pelea con Kamui, pero salió muy mal herido.

-Todos lo intentamos. Pero casi nos matan a todos. -Le dijo muy tristemente.

-¿Por qué no hablaste conmigo?-Le preguntó completamente seria.

-Estabas completamente ciega.-Le contestó secamente. Ella de repente se levanto y corrió por la ventana para saltar. Abuto no hizo nada. Ya sabía lo que venía ahora. Al cabo de un rato le picaron a la puerta. Al abrir se encontró cara a cara con Kamui. Estaba temblando, sus ojos lloraban sangre y parecía haberse mentido en muchas peleas, apenas se sostenía por su propio pie y se encontraba desastrosamente. Su sonrisa daba miedo.

-Beatorisu...-Dijo él para después caer de rodillas.

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Gintoki caminaba de noche completamente confundido, no entendía como todo el clan Yahoo podía estar tan mal de la cabeza, eran demasiado peligrosos para todo.

Estaba caminando tambaleándose cuando se cansó y se sentó en la calle apoyando en el muro la espalda, ya si eso Shinpachi le encontraría y le llevaría a casa. Comenzó a llover. Enserio, Gintoki ya no podía pensar en que nada le pudiera salir peor peor, entonces alguien con un paraguas y una bolsa de comida se paró enfrente de él.

-Shinpachi...-Fue subiendo la vista y se encontró con una cata de una hermosa joven. La de Beatorisu.-Eres...hermosa...-Dijo para después desmayarse.