Solo una historia de amor [YOONSEOK]

¿Cómo fue nuestro primer encuentro?

Hemos acordado vernos a las nueve de la noche. Es un día sin luna, por lo que el camino se hace difícil y varias veces tropiezo, aunque, logro atravesar el camino de tierra que lleva hasta la cabaña sin ninguna herida importante, solo un pequeño raspón en la rodilla producto de mi segunda caída.

Soy el primero, no veo a Suga por ningún lado. Decido esperar en la entrada a que venga, de modo que me pongo a revisar mi móvil por algo interesante. Descubro que no tengo cobertura, perfecto, así si salgo herido de verdad no habrá forma de librarse, ironizo en mis pensamientos.

Una rama rompiéndose provoca que me tense y alce la vista, buscando lo que ha provocado el ruido. El chico al que espero se encuentra delante de mí, tiene una sonrisa en el rostro y sus ojos me miran fijamente.

—Eres mejor en persona —dice y levanta mi barbilla con sus fríos dedos. Inspecciona con detenimiento mi cuello y vuelve a hablar—. Creo que ya se lo que vamos a hacer hoy.

Me quedo sin habla, su presencia hace vibran todo mi cuerpo, es más guapo de lo que se ve en las fotos. No es más que unos centímetros más alto que yo, pero a su lado me siento pequeño e indefenso, desprende un aura demasiado intensa.

Él entra primero y yo lo sigo, el lugar está cubierto por telarañas y polvo, la habitación donde vamos a llevar acabo las fantasías del otro se encuentra en las mismas condiciones. El colchón tirado en el suelo tiene muy mal aspecto y el olor que desprende tampoco es muy agradable.

—¿Podríamos haber ido a un hotel? —reprocho hablando por primera vez desde que estamos juntos.

Suga me mira y niega con la cabeza, extiende su mano hacía mí y yo la entrelazo con la mía. Me guía hasta el colchón y me recuesto en él. Una nube de polvo asciende con el peso de mi cuerpo, toso un par de veces y vuelvo a enfocar la vista en mi pareja.

—No te preocupes por el lugar, después de unos minutos te dará igual.

Se abalanza sobre mí como un león con su presa y arranca mi camisa, todos los botones saltan en diferentes direcciones, sigue despojándome de la ropa con violencia hasta que quedo completamente desnudo. Me examina unos segundos y me besa. Nuestros dientes chocan, cuando me separo un poco aprovecha y muerde con fuerza mi labio inferior. Pequeños puntos de sangre brotan de la marca de los dientes que ha quedado en mis labios y paso mi lengua para saborear mi propia sangre.

Suga procede a llenar todo mi cuerpo con mordiscos, dejando marcas rojas que arden en mi cuerpo. Maltrata la piel de mi pecho con sus dientes, sonriendo antes mis gemidos de dolor y placer. Estoy excitado. Él no.

Se deshace de su ropa con rapidez, observo su pene flácido y me pregunto si no seré lo suficiente para él. Quiero tocarlo, darle placer y que su voz se alce en gemidos, no obstante, ese no es mi rol y cuando intento alcanzar su miembro me aparta de un manotazo.

—Quédate quieto —gruñe.

Obedezco al instante y vuelvo a recostar todo mi cuerpo boca arriba, inmóvil, expuesto ante un hombre del que no conozco todas sus intenciones.

Comienza a masturbarse con la derecha y con la izquierda se dirige hasta mi cuello. Aprieta mi cuello y siento como el aire se me corta por momentos. Suga afloja y aumenta su agarre a medida que se masturba, teniendo cuidado de no pasarse con su fuerza. Abro y cierro la boca buscando aire, oigo sus gemidos y siento como mi cuerpo se estremece de placer.

Dirijo mi mano hasta mi entrepierna y empiezo a masturbarme, imitando el ritmo de mi compañero.

Suga se corre primero, yo le sigo después. Su mano izquierda afloja un segundo su agarre para volver a ejercer presión cuando su derecha también se encuentra rodeando mi cuello. Esta vez la presión no cesa. Mi cara se torna roja y abro la boca con desesperación en busca de aire. Sacudo mi cuerpo con violencia, aunque, rápidamente me inmoviliza con el peso de su cuerpo sobre mi estómago.

Él es lo último que veo antes de que todo se vuelva negro. Su amplia sonrisa y sus ojos formando medias lunas, que brillan con sadismo mientras la vida se escapa de mi cuerpo.

"¿Cómo fue nuestro primer encuentro?

Asfixiante."