Capítulo 4: Del diablo y otros demonios.

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Fueron varios los minutos que pasaron hablando sobre cómo funcionaba el cielo, Horacio estaba genuinamente interesado en saber, mal que mal se suponía que estaba hablando con dios y el diablo.

—Muy bien, creo que en la tierra teníamos una idea totalmente distinta de lo que era el cielo y cómo funcionaba, Sheki, ¿Siempre has sido tú el dios?

—Ja, que no vez que es plana, plana, como una carta, es una jovencita, lleva poco en el cargo.

—No respondas por mí, trozo de carne. Con el tiempo va cambiando quien es dios, pero no te puedo dar más detalles. Quiero comida, haznos de comer sino te amarraré y te dejaré a merced del trozo de carne.

—Eso no suena mal— le dijo riendo Horacio. Al ver que Dianna se paraba, de inmediato agregó— Era broma, les haré tallarines, no he ido al supermercado. Pero Sheki, deberías controlar el apetito, mientras hablábamos ya has devorado un paquete de galletas.

—Soy dios, necesito comida para poder protegerlos.

—Claro, claro...— le respondió resignado Horacio.

El resto de la tarde pasó sin percances, ya en la noche, Horacio salió al balcón, para tomar una de sus preciadas latas de gaseosa mientras descansaba, entonces apareció Sheki.

—Tengo algo que decirte.

—Oh, pero si es dios, ¿me iluminarás?

—Es serio, pervertido.

—No me digas así... ¿Qué pasa?

—Bueno, cada uno de los que vivimos en el cielo al bajar necesitamos algo que nos mantiene con nuestros poderes, en mi caso es la comida, pero algunos otros tienen...otro tipo de necesidades.

—Oh, ¿Cómo cuáles?

—Bueno es por eso que quería hablar contigo. El caso de Dianna, su energía viene de...relaciones carnales. N—no me mires así, es verdad, y bueno no puede ser con cualquiera, sino que con el primer humano con quien cruce más de ciertas palabras. Por eso ella no baja casi nunca, y bueno, por mi culpa tuvo que bajar ahora, así que, como estoy bastante seguro que el humano del que necesita relaciones carnales eres tú...quería pedir tu apoyo en esto.

—Espera, ¿sabes lo que estás diciendo?, no puedes llegar y pedirme eso— Horacio estaba rojo como el interior de una sandía.

—Si no le das una mano enfermará cada vez más por su pérdida de poder.

Horacio estaba atrapado, y no lo malentiendan, encontraba muy atractiva a Dianna, pero que fuera el diablo hacía que se frenara, además esto solo lo involucraría más con las dos chifladas, Además, Horacio era de los que pensaba que uno no hace ese tipo de cosas con cualquiera. Aun así, no podía dejar que la chica siguiera sufriendo, si podía ayudar lo tendría que hacer.

—Bueno, ¿cómo lo hacemos? — Le dijo Horacio.

—No pensé que cedieras tan fácil, pervertido...

—Me rindo, no responderé a eso, solo dime que haremos— Horacio sabía que se estaba metiendo en un lío.

El chico se había tomado un litro entero de su bebida cola favorita, necesitaba tranquilizarse, pero no lo conseguía. Lo que tenía que hacer era algo complejo.

—Dianna— Dijo mientras entraba a la pieza en la que dormían actualmente Dianna y Sheki. Lo que antes había sido una sala de estudio ahora tenía dos improvisadas camas.

—Dime— le respondió Dianna, que como siempre, estaba tomando una lata de cerveza.

—Bueno, ajehm— Horacio se puso nervioso, esto le incomodaba, pero ya se había decidido, no iba a ceder— quería hablar contigo, con respecto a cierto tema— no había dicho ninguna palabra y ya estaba comenzando a ruborizarse.

—Vaya, tan lento como siempre, ¿qué pasó ahora? ¿De nuevo dejamos nuestra ropa interior tirada por ahí? Si fue eso, espero que no hicieras nada pervertido, para eso es cosa de que me llames y podemos hacer cosas mucho más interesantes— Mientras lo decía pasaba su mano por su pecho y mordía su labio, todo con tal de sacar de quicio al joven.

—Bueno, justamente de eso quería hablar, yo...— Algo llamó la atención del joven que estaba por caer en las manos del diablo, encima de la cama donde estaba sentada bebiendo la bella pelirroja había una hoja con unos garabatos.

Dianna se dio cuenta que era lo que había captado la atención de Horacio trató de tomar el papel, pero el chico fue más veloz, mientras leía lo que estaba escrito su cara iba cambiando de color.

—¿Horacio? Ibas a decirme algo, ¿cierto?

— "Plan para desflorar al virgen, paso uno, mentir a Sheki y usarla para atraer el chico. Paso dos, victimizarse y enternecer al chico. Paso tres, tirarlo a la cama... paso 8 usar el d**** comprado en esa tienda extraña con el chico"— Horacio lanzaba fuego por los ojos— Bueno, Dianna...

—Era una broma, una broma.

El intento—broma de Dianna les salió caro, Sheki no entendía nada de pronto Horacio se encerró a jugar en su computador cortando la comunicación con ellas al mínimo.

—Ah, no entiendo...

—Sí...quizás que habrá pasado— le respondió Dianna haciéndose la desentendida.

Las chicas estaban conversando mientras tomaban algo de jugo sentadas en el living.

—Bueno, haremos algo, él nos da techo y comida, lo mínimo que podemos hacer es sacarlo de su pieza, eso no es sano.

—¿Qué podemos hacer al respecto?

—Tengo un plan— le respondió Dianna a Sheki mientras le guiñaba un ojo.

Mi pequeño DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora