Nunca he entendido porque seguía junto a mis padres, después de tantas noches escuchando como mi padre golpeaba a mi madre. Primero empezaban con discuciones, luego mi madre tiraba al suelo todo lo que encontraba por su camino y luego mi padre la golpeaba. Ambos estaban bajo el efecto del alcohol pero siempre uno mas que otro. Vivíamos en medio de la nada, no teníamos vecinos y eso era lo malo. Nunca nadie llamó a la policía o bien porque mis padres los amenazaba o bien porque nunca nos escuchaban. Supongo que me quedé en aquella casa junto a mi hermano porque ambos teníamos miedo a que algo le pasará a mamá porque después de todo ella seguía siendo nuestra madre hasta aquella noche donde todo cambió y decidimos huir.
Ordené mi pequeña habitación, tan solo contenía una cama de soltero, una mesa de estudio acompañada de una silla y un armario. Solo podíamos permitirnos aquello, no era mucho pero estaba bien.
Caleb entró a mi habitación y silvó. Llevaba su cabello color azabache despeinado pero le quedaba muy bien, una camiseta negra de cuello en pico, unos vaqueros azul marino y unas converse negras. Sus ojos azules parecían cansados y delataban que había estado llorando. Y aún así sonreía. Mi hermano era muy atractivo. Yo era totalmente diferente a él. Tenía el cabello castaño oscuro, los ojos verdes y aunque lo intentara, no conseguía parecer alegre.
-Niña, ¿estás lista para tu primer día de clase?
-Me gustaría quedarme en casa y esconderme en mi cama bajo las mantas pero ¿no hay escapatoria verdad?
Negó con a cabeza.
-Te llevaré al instituto y harás amigos, anímate que es el último año.
En mi antiguo instituto nunca me llevé bien con ninguna chica, solo con los amigos de mi hermano y un chico llamado Paul. Paul nunca quizo ir a mi casa por lo rumores sobre mis padres. Rumores que eran ciertos. Creo que estaba mas conmigo por pena que por otra cosa.
-Bueno, intentaré hacer amigos.-dije intentando sonar alegre.
-Es una nueva vida y será buena, Leah.
Asentí y cogí mi mochila de encima de la mesa. Caleb salió de la habitación y yo le seguí. Salimos del pequeño apartamento que gracias a nuestra tía Annebelle, conseguimos permitirnos. Nos subimos en su viejo Chevrolet Malibú Classic del 82. El trayecto fue corto y solo se escuchaba Paranoid de Black Sabbath sonando en la radio. Al llegar al aparcamiento Caleb paró el coche y se giró hacia mí.
-¿Estás bien?
-Perfectamente.-le besé en la mejillas y me bajé del coche.-Hasta luego.
Me dijó adiós con la mano y arrancó el coche que segundos después desapareció por la gran puerta del aparcamiento. Me giré y noté varios pares de ojos obsevándome. Entré al instituto y después de unos cuántos minutos buscando el baño, lo encontré. Entré y por suerte, no había nadie. Me acerqué al lavamanos y dejé mi mochila en el suelo. Miré mi aspecto en el espejo. Unos pitillos que parecían vaqueros, una camiseta de Nirvana, una sudadera gris y mis converse negras. Mi pelo recogido en una coleta algo desastroza. Me gustaba vestir de negro, pasaba desapercibida
Entraron dos chicas idénticas, claramente eran gemelas. Se acercaron a mi sonriendo.
-¿Eres la nueva verdad?-dijo una de ellas, solo podía diferenciarlas por el corte de pelo.
-Sí.-pareció mas un susurró así que repetí.-Sí.
-Yo soy Melissa.-dijo la del corte de cabello corto.
-Y yo soy Melanie.-dijo la del corte de cabello largo.
-Yo soy Leah, encantada.-sonreí.
Parecían simpáticas, algo pijas pero daba igual, estaban intentando ser amables conmigo y no quería juzgárlas.
-¿Quiéres conocer el instituto? podríamos ayudarte a encontrar las clases.-dijo Melanie.
-Es muy grande.-añadió Melissa.-¿En qué clase te ha tocado?
-Si es una molestia, me encantaría. Me ha tocado en el A con la señora Wayans.
-Vaya, nos ha tocado en la misma clase a las tres.-dijo Melanie.-Vayamonos antes de que aparezca Katherine y nos joda todo.
-Ya te contaremos mas adelante quién es Katherine.-añadió Melissa.
Asentí y las seguí a clase.
Soy nueva en esto y bueno, si os gusta la historia votad y dejad un comentario y la seguiré. Gracias :).