Capítulo 4 Nada es en vano...

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No sabia que hacer como tal, solo esperaba llegar a casa y asegurarme de que Mac estuviera a salvo, aunque en estos momentos nada es seguro...es decir, diablos! estoy sangrando demasiado de un brazo y duele bastante, seguramente no debería estar haciendo ningún movimiento y atenderme...¿que digo? la vida de mi hermano peligra y me preocupo más por mi estúpido brazo!! Agh!! perdí el rastro pero al menos conozco un atajo para llegar a casa...

Parece que no ha llegado...mejor, me dará tiempo de ponerlo a salvo-decidida escondí mi motocicleta entre unos arbusto para que nadie se diera cuenta de mi presencia. Abrí la puerta sigilosamente y entre con mucho cuidado, revisé la sala, el comedor, la cocina...en fin, toda la casa y no había rastro de mi hermano, hasta que decidí entrar a su habitación y hay estaba, escuchando música con todo y su pereza de costumbre-Oye mano! ya levantate que la cama quiere un respiro jajaja-dije en forma de broma.

Si, si, muy chistosa, pero donde anda...-su expresión de risa cambio a una de preocupación cuando vio mi brazo-¡¡¿Pero que te paso?!! ¡¡¿y ahora con quien te peleaste?!!-decía exaltado y angustiado.

Oye, tranquilo, no es nada...es una larga historia, pero antes debemos irnos-dije de forma calmada para tranquilizarlo un poco.

Esta bien...pero ¿a donde?-decía mientras tomaba su mochila y sus cosas.

Con los chicos, por supuesto-dije en tono alegre-No quiero que estés presente si las cosas se ponen feas hermano, eres lo único que me queda-tratando de sonreír sin que lágrimas brotaran de mis ojos.

Entiendo, pero después de esto quiero ir a comer a ese lugar al que íbamos cuando niños-decía en tono alegre evitando el tema.

De acuerdo, si salgo viva de esta te prometo que iremos- a veces es necesario mentir para mantener la calma...

Mientras tomábamos nuestras cosas se escuchó un fuerte golpe que provenía de la puerta principal, así que escondí a mi hermano lo mejor posible y le dije...

En cuanto tengas una oportunidad te vas de aquí, ¿de acuerdo?-dije mientras le daba la llave de una motocicleta-corre a la cochera y verás una motocicleta, la que habías pedido hace ya un tiempo, la de color rojo metálico, era para tu cumpleaños, pero me la entregaron después-dije sonriendo mientras el solo negaba con la cabeza.

No pienso dejarte, no quiero-con lágrimas en los ojos.

Escucha, le prometí a nuestros padres que te protegería a cualquier costo, déjame hacer mi trabajo como hermana mayor-dije secando sus lágrimas y dándole un beso en la frente-Siempre has sido mi más grande orgullo, jamás lo olvides, siempre has sido mi prioridad y mi fuerza para seguir adelante, ahora, en cuanto tengas la oportunidad sal de aquí ¿entendiste?-mirándolo a los ojos.

Solo asintió con la cabeza y salí del escondite en el que estábamos, tenía que distraerla para que el pudiera salir y estar a salvo, ojala y tenga la fuerza para lograr cumplir su promesa...me siento débil...pero no es momento para retroceder...

Me asomé sigilosamente por el pasillo y hay estaba, esa maldita hija de...Agh! no era tiempo de distraerme, debía concentrarme; así que tome un bat de beisbol y le dí un fuerte golpe con este justo a mitad de la espalda provocando que el bat se rompiera en dos.

Aaaaaaaaaaaah!!! Mierda!!!-solo escuchaba como se quejaba de dolor, esa fue la señal para Mac de que tenía que irse, no sin antes bajar corriendo y lanzarme un arma para defenderme, sonreí ante tal acto y lo último que escuche de él fue su nueva motocicleta alejarse de nuestra casa.

Te dije que no lograrías hacerle algo a mi pequeño Mac-dije desenfundando mi espada y colocándolo en el cuello de Vereka-¿Finalmente nos dejarás en paz?-preguntaba sin quitar mi espada.

Hilo RojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora