Una vez más mamá se acercó a abrazarme y decirme lo mucho que lo sentía, la deje que me sostuviera en sus brazos pero sabía muy bien que jamás sentiría ni el uno por ciento de lo que yo estaba sintiendo.
Amaia era todo para mí, su sonrisa llenaba cada espacio de mi alma, jamás supe lo que quería hasta que la vi por primera vez a los ojos y ahora no la vería más ni a ella ni a Eliseo, los había perdido, para siempre.
Faltaba sólo una semana para nuestra boda, éramos novios desde los 13 y a los 19 tuvimos a Eliseo pero decidimos esperar a que me saliera el nombramiento en una escuela para casarnos, y ahora después de dos años trabajando duro para lograr nuestro sueño me los arrebatan para siempre.
Ariadna se acercó y me coloco un ramo de rosas rojas en la mano. -Se fuerte hermanito- me susurró al oído
-Están en un mejor lugar.
Camine hacia la tumba de Amaia y coloque el ramo de rosas, en ese momento no me pude contener y las lágrimas corrieron una vez más por mis mejillas. Ari se acercó de nuevo y me dio un camión de bomberos que era de Eliseo el cual lo coloque en la tumba de mi pequeño salva vidas. El dolor invadía cada célula de mi cuerpo, jamás volvería a ver la sonrisa de Amaia no volvería a escuchar las locuras de mi pequeño, jamás volvería a ser feliz ni a sentirme vivo, con ellos se fué todo.
Llegué a casa y me tumbé en el sofá, mamá fue a la cocina y Ariadna con mi tía "Cuqui" se quedaron en la sala mirándome, dudando si hablarme o no.
-Ya no me estén mirando ¿Tengo cara de mono o qué?
-Francisco, entendemos tu dolor, pero la vida continúa, tienes 25 años, eres un joven apuesto, debes seguir enseñando y siendo feliz, seguramente ya encontrarás a alguien con quien formar una familia- dijo mi tía Cuqui con aires de superación.
- ¿Formar una familia? ¿Es en serio?- dije molesto- ¡Mi familia está muerta! Amaia murió, Eliseo murió y con ellos todo lo que yo tenía, ese hijo de mil puta me arrebato toda mi vida hace dos noches y usted me habla de ¿Formar una familia?.
En ese momento me di cuenta que le estaba gritando, mi tía tenía la mejor cara de susto y enojo que uno puede tener.
-Por qué te duele no tenés derecho a hablarle así a nadie, queremos ayudarte, si no lo aceptas levántate tu solo- dijo mamá mientras salía de la cocina, levanto su bolso tomo a Ariadna del brazo, llamó a Cuqui y se fueron.
Cuando la puerta se cerró fui a la habitación de Elíseo, todo estaba como él lo había dejado, los juguetes en el piso, la cama destendida, capitán América arriba de la almohada, hacía 48 horas mi hijo había estado jugando ahí, peleando con Amaia porque no quería hacer la tarea, discutiendo conmigo sobre las matemáticas y ahora estaba en cualquier otro lado menos conmigo.
Abrí el placard y saqué el traje que le habíamos confeccionado para nuestro casamiento, era el mismo que el mio, Amaia insistía en vestirnos igual, cuando se lo probamos era un pequeño yo con frac, lo miré y me emocioné mi niño ya no era un bebé, era un pequeño hombrecito, Amaia me tomó del hombro, me mandó a probarme el mío y sonrió. Y ahí estábamos los chicos Moreno vestidos de frac.
Guarde el traje en el placard, acomodé la cama y guarde los juguetes, todos menos uno, Capitán América se iba conmigo.
Luego de media hora la habitación de Elíseo estaba limpia y todo en su lugar como Amaia la dejaba, puse un aromatizador que ella solía usar y cerré la puerta.
Entré a mi habitación y prendí la notbook, vi todas y cada una de las fotos que nos sacamos en estos 12 años que habíamos vivido juntos, me estaba autodestruyendo y lo sabía.
Tomé una campera del perchero y salí a caminar, hice un largo trecho cuando me di cuenta que estaba en la plaza en la cual había visto a Amaia por primera vez, en la que le había propuesto matrimonio, recordé su sonrisa pícara mientras su amiga me traía notitas de ella, recordé nuestro primer beso dentro de el túnel de los juegos de la plaza, ella vivía a dos cuadras de aquí, yo caminaba una hora para llegar a verla. La había amado desde el primer momento y la amé más cuando me dió el "Sí" ahí en el mismo túnel donde fue nuestro primer beso.
Seguí caminando y encontré un supermercado abierto, entre y recorrí las góndolas, tomé un paquete de cigarrillos y dos vinos malbec, me acerqué a la caja pague y me fui. Volví a mi casa con una compra que hace años no hacía, yo no tomaba y mucho menos fumaba," ¿Qué hago con esto?" pensé, a Amaia no le hubiera gustado verme fumar, fui y tire mi compra en la basura, me acosté y tome mi celular, tenía muchísimos mensajes diciendo cuanto lo sentían, pero no era así, nadie sentía como mi alma se partía en dos. Revise los mensajes hasta que llegué al que quería.
-Amor ya retire a Eli de el colegio, vamos a comprar para cocinar y pasamos por ti.
Puse la nota de voz de Amaia tantas veces hasta que me quedé dormido....
-¡Arriba Fran! Es hora de que vayas a la escuela cariño.
-¡Vamos papi levántate levántate!
Mire a mi alrededor, estaban Amaia y Eliseo con el desayuno en la cama.
-¡Feliz cumpleaños!- dijeron al unísono y me abrazaron.
Amaia me dio un beso en los labios y Eliseo me tiro veinticinco veces de las orejas.
Sonreí y los abracé, desayunamos y Amaia me dijo que tenían que irse
-No te vayas, por favor quédate aquí conmigo no iré a dar clases hoy.
-Lo siento cariño debemos irnos- dijo.
-No por favor no, te necesito, no te vayas.
Desperté transpirado y mordiendo la almohada. Estaba solo, ella no estaba, no iba a regresar.
Me levanté para desayunar pero no pude, no tenía hambre, tenía frío, jamás había sentido mi casa tan sola tan silenciosa. Quise entrar a darme una ducha y el teléfono sonó, mire la pantalla, "Adriana escuela" apareció, era importante debía atender.
- Hola Adri.
-Hola Fran ¿Cómo estás? Se que no es el mejor momento pero debemos hablar.
-Prefiero no responder esa pregunta ¿Pasa algo?.
-Lo siento Fran no fue mi intención. Te necesito el lunes en la escuela, se que pediste una licencia, pero es importante que estes por favor.
-Perdon Adri pero sabes que no puedo, no puedo dar clases con el estado emocional que tengo en estos momentos.
-Sí lo sé pero es necesario, eres el único profesor de Matemáticas en esta escuela y te necesito.
-Esta bien, el lunes a primera hora estaré ahí.
Colgué el teléfono sin siquiera despedirme, ella sabía que no podía dar clases, no tenía por qué hacerme esto.
Me duche y me acosté, no necesitaba más que dormir.
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Pasantías
RomanceÉl: Su felicidad se convirtió en tristeza y depresión cuando su prometida y su hijo murieron en un accidente, él cree que no hay más vida después de eso, pero logra retomar su trabajo y cuando lo hace se encuentra con que ya no es lo mismo algo habí...