III. Omurtag

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El pobre búlgaro no alcanzó ni a gritar antes de que una mano con un guante le tapara la boca y la nariz con un pañuelo y lo hiciera perder el conocimiento y desmayarse del puro terror.

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Omurtag despertó de nuevo, esta vez en una estrecha, oscura y húmeda habitación. Estaba desnudo en un colchón metálico y atado con fuertes correas al armazón de la cama. Intentó moverse y gritar, pero estaba muy bien inmovilizado y, por algún motivo, las cuerdas vocales no le funcionaban. A falta de cualquier recurso por el cual pedir ayuda, el chico de 15 años no pudo evitar empezar a moverse con desesperación, hiriendo su propia piel al intentar liberarse de las resistentes correas.

Hasta que de repente oyó pasos de alguien que entraba a la habitación y se sentaba en la cama, a su lado. El chico sintió las malas vibras de la persona que estaba a su lado.

-Hey... tranquilo. Si crees que no te haré daño, estás equivocado, muchacho. Mas seré piadoso. Si tú no me opones resistencia, probablemente sobrevivas.

Omurtag rompió en lágrimas silenciosas. ¿Acaso lo iban a matar? Como casi no podía ver nada por las lágrimas y la oscuridad de la pieza, sólo logró percibir cómo una fina aguja se introducía en su brazo.

-Esto te relajará. No llores, te digo. ¡No llores! No estarás solo. Luego iré por tus amigos, chiquillo insoportable.

Acto seguido, el hombre que estaba ahí le propinó un fuerte puñetazo al chico, que dejó de llorar en el acto. Luego percibió un sonido de roce leve -como de persona que se quita la ropa- y lo último que alcanzó a oír antes de su suplicio fueron los ruidos del bosque, ajenos a su sufrimiento.

~~

Omurtag despertó de nuevo, después de un rato. Seguía fuertemente amarrado a la cama. Tenía la garganta seca y le dolía todo el cuerpo, como si lo hubieran agarrado firmemente para...

Y cayó en la cuenta de algo.

Me violaron.

Se desesperó de nuevo, pero esta vez no intentó liberarse. Sólo se quedó quieto, sin llorar ni nada. Seguía paralizado de terror. Sentía el fresco dolor de los golpes propinados mientras estuvo inconsciente.

Hasta que vio al hombre acercarse de nuevo, esta vez con un bisturí en la mano.

-¿Qué... qué me hará? -pudo apenas preguntar el chico. Con alivio, descubrió que podía hablar.

-Sólo calla.

El hombre se acercó a él. Y Omurtag sólo calló.

**

-¡Omurtag! ¡Omurtag!

-Intenta llamarlo por teléfono.

-No responde. Ya lo intenté. Al parecer la señal aquí es muy, muy mala.

Tirek había despertado también y se había sumado a la preocupación de sus dos amigos. Ya habían pasado cuarenta minutos y Omurtag todavía no llegaba.

-Hay que ir a buscarlo -sugirió Manuel.

-Es peligroso~

-Lo sabemos. Despertemos a Liutprando para que nos acompañe -dijo Yaroslav.

Al rato, los cuatro chicos se disponían a buscar a Omurtag en el bosque, sin saber que...

¿Puedes verme...? (LGBT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora