Alianza

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Unos golpes rápidos en el suelo anuncian la masa de niños, que llega rápidamente, corriendo cuesta abajo, sin temor a caer. Gritos de felicidad y juegos infantiles ahogan velozmente los sonidos procedentes del mercado, donde los tenderos examinan minuciosamente a todos aquellos que se acercan a sus puestos, decidiendo, tal vez ,si echarles, o esperar que paguen los desorbitados precios que acabaron sumiendo en la pobreza a la mayoría de la población.  Algo destaca entre la muchedumbre. No es algo, más bien un quién. Concretamente, la niña que no juega, que no corre, que no ríe. Si te parases a observarla, notarías una punzada de confusión, al recorrerte un escalofrío que te perseguiría en tus sueños. Pero no. Nadie la mira, pasa desapercibida a pesar de esa sensación que orbita a su alrededor. Sus ojos verdes buscan cualquier indicio de distracción, aunque solo sea momentáneo, quizá un segundo. Es suficiente. Y cuando lo encuentra, de repente la chica ya no está ahí, sino guardando disimuladamente una de esas verdes manzanas debajo de su sucio ropaje, al otro lado de la plaza.

Se dispone a irse, en dirección a una callejuela envuelta en sombras, cuando sus ojos advierten algo. Otra chiquilla, de aparentemente su misma edad, retuerce sus manos, nerviosa, mientras contempla la totalidad del mercado.  Podría decirse que va a hacer una tontería, una gran tontería. Y efectivamente, así es. Alarga su mano, buscando cualquier cosa, solo algo que poder llevarse  de allí. Y en el momento en el que el vendedor se gira, un fuerte empellón la aparta. La aleja de sus esperanzas. Y llora, mientras se levanta, rezando para que su fallo haya resultado inadvertido.

-¡Muévete!- Ordena la chica de ojos verdes y corta cabellera castaña.

-Tú me has empujado- Al decirlo, la niña se echa a llorar, pero no podría decirse si de rabia o de dolor y señala a la otra con un acusador dedo.

-Sí, y da gracias de que lo he hecho- Sisea  por lo bajo, mientras la aleja del lugar.- Una caída es mejor que si te cortan la mano, ¿no crees?

-No me iban a pillar- Sus ojos del color de la madera miran al suelo, conscientes de la poca veracidad de sus palabras.

-Ohhh sí, sí que te iban a pillar.-Una sonrisa irónica recorre su cara.-Tan cierto como que yo me llamo Brisa y él es Rote el cortamanos.  

-Vale, gracias- Empieza a asomarse a su cara una sincera sonrisa, que de repente se esfuma.-Pero, ¿ya no cortan manos, no? Es decir, está prohibido.

-Les dejen o no, si les robas, a lo mejor echas en falta más que una simple mano.-Brisa otea a su alrededor, comprobando que nadie los vigila.-No les robes.- Frunce el ceño, esperando una respuesta.- ¿Entendido?

Un cabeceo rápido sirve de respuesta, y, dada por satisfecha, Brisa da media vuelta, retomando su camino original.

-!Espera!-Agarra su muñeca, impidiendo su huida.-Me llamo Emma.

Brisa la recorre de arriba a abajo, con la mirada.-Emma.- Paladea su nombre, viéndola como por primera vez.-Te sienta bien.

Se estrechan las manos, llegando a una especie de acuerdo silencioso. La manzana es ofrecida a Emma, quien la coge agradecida, y juntas, comienzan a caminar.

                                                                                      *** 



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⏰ Última actualización: Sep 03, 2017 ⏰

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