Rebanadas delgadas

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Atsushi miraba a Akutagawa atentamente, este le había ordenado que lavará las papas y las zanahorias, también le había dicho que al terminar le quitara la cascara a ambos ingredientes y las cortará, pero nuestro joven e inexperto tigre era tan lento en quitar la cascara que Akutagawa ya había terminado con la carne y comenzado a ayudar al albino. ―Jinko, si Kyoka se va, no morirás en mi Rashoumon, lo harás de hambre – decía el mafioso molesto

― Siempre puedo ir a comprar algo instantáneo – decía el albino aun luchando con aquella zanahoria 

―Oye quien te matará seré yo, come bien

Aquellas palabras habían causado un ligero rubor en el albino, pero este decidió no decir nada, Akutagawa solo se encontraba en su departamento por cosa del destino, era incomodo, era extraño, era, era... Un mafioso en su departamento, en su mente venían tantas dudas, su corazón latía rápido de los nervios, aquel mafioso más que atacarlo lo ayudaba y lo ofendía cada que tenía la oportunidad, sus pensamientos fueron interrumpidos cuando un tirón de orejas se hizo presente ― ¡Oye! ¡Ya te había dicho que no tires de mis orejas! – grito el chico tigre

― Aquella vez en la misión pensé que solo era el momento pero de verdad eres sensible en las orejas – burlo aquel mafioso mientras Atsushi comenzaba con un ligero rubor en sus mejillas

― Solo no lo hagas

― Como sea, ahora que tengo de vuelta tu atención, te decía que no lo cortes tan grueso, hazlo más delgado

― Si corto más delgado me cortare los dedos 

―No seas cobarde, te digo que lo harás

― Akutagawa si lo hago mis dedos serán cortados

―Yo te cortare los dedos si no haces las cosas como te digo

El ambiente se ponía pesado, ambos personajes molestos se miraban con odio, esas miradas que ambos se habían dado ya muchas veces, esta vez Atsushi cedió, no quería que su departamento quedará destruido y tener que dar una gran explicación de cómo sucedió todo, el decir que se encontró con el mafioso seguramente le costaría un buen castigo de parte de su presidente Fukuzawa, el felino suspiro profundo cerrando sus ojos y al abrirlos miro de mejor manera al mafioso ―¿Puedes enseñarme a cortarlas más delgadas? – Akutagawa al ver al felino pidiéndole su enseñanza no se pudo contener, en aquel momento aquel chico un poco más bajo que él le parecía algo adorable, tapando su rostro con una tos fingida cubrió su sonrojar y cuando su corazón se normalizo lo miro

― Te enseñaré, toma el cuchillo – Atsushi obedeció al mafioso, esté se posiciono detrás de él tomando ambos brazos a lo que el corazón de Atsushi se aceleró 

― ¿Qué crees que haces? – fue todo lo que logro decir 

― Enseñarte – dijo Akutagawa mientras tomando las extremidades del albino comenzó a rebanar aquella zanahoria

― ¡OH! - Expreso alegre - de verdad salen más delgadas – dijo Atsushi mirando 

― Lo vez, te dije que no te cortarías, ahora continua tu solo – Akutagawa soltó al albino para mirarlo, aprendía rápido pues aquel chico más bajo había hecho todo como él le indicaba.

Akutagawa no pudo evitar subir su mano para toser pero antes de aquel acto pudo sentir un aroma fresco "vainilla" pensó para después toser. Los siguientes minutos fueron silenciosos, en el único momento que había algún sonido era la voz de Akutagawa para decirle a Atsushi que observara o que hiciera algo, las indicaciones eran rápidas y simples, por lo que la mayor parte del tiempo todo se hizo silencio, cuando todo estuvo en la olla aquel silencio desapareció ― Ahora solo hay que esperar a que hierva – dijo Akutagawa mientras tapaba la olla, después a unos pasos tomo su gabardina y se aproximó a la puerta

Una cena para dos, AkuAtsu - BSDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora