Si se mueven las estrellas

Lulabayas

Mientras caminábamos, los dos, por el estrecho callejón, el silencio se apoderaba de las palabras de nuestras gargantas. Nos dirigíamos hacia la luz que se vislumbraba al final del lúgubre pasillo, pasando por encima de las cajas, de las bolsas de basura y trozos de tela y madera. El camino se hacía más largo de lo esperado y el Sol seguía en el mismo sitio... Y entonces, una melodía dulce, sonó justo detrás de mí.

-¿Qué haces? -pregunté, sin girar la cabeza-

-Tocar mi ukelele.

-¿Qué?

-Es como una guitarra en miniatura, que suena más dulce.

-¿Qué?

-Mira. -Me pasó el instrumento y lo observé con detenimiento buscando su forma en la oscuridad-

Se lo devolví, pasándolo hacia atrás, ya que era difícil darse la vuelta... Y siguió tocando, una melodía diferente a la anterior, más triste y grave.

-¿Cómo se llama la canción?

-¿La que estoy tocando ahora?

-Sí

-La canción del Trotamundos

-¿Y no tiene letra?

-No

-Es bastante simple

-No te he pedido tu opinión

-Ni yo que empezarás a tocar...

-¿Entonces paro?

-No.

Retomó la melodía desde donde la había dejado y el camino se hizo más ameno. Por fin llegamos al final de la calle que daba a la plaza, donde el Sol cegaba.

-Bien, este es el plan. ¿Ves ese carrito que pone "Libros ambulantes"? Hay que conseguir la mayor cantidad posible.

-Sí... -asintió inseguro- Pero ¿para quieres los libros?

-Para comer ¿no?

-Yo como comida, no libros.

-¿No? ¿Y bebes tinta?

-No, yo bebo agua.

-Hmmmmmph... Se nos complican las cosas... En vez de robar solo libros también hay que robar esa asquerosa comida.

-¿Asquerosa? -Preguntó- ¿La has probado acaso?

-Sí, probé una fruta, que se llamaba "lulabaya", por poco me sangra la lengua con el primer bocado... -Recordé el agrio sabor y mi cara se arrugó-

-Hahahahahaha... -Rio- Normal... No puedes decir que la comida es asquerosa por haber probado solo una cosa, la comida es muchos sabores y combinaciones diferentes de estos... Es como leer solo un libro que no te gusta y decir que todos los libros son iguales...

-Pero... ¿Es que los libros se leen? ¿Cómo se leen?

-Da igual, luego te lo explico. Vamos a por la comida.

-Y a por los libros -me miró extraño-