El volvió

104 9 3
                                    

Habían pasado varios días desde que fui a terapia, ir creo que sólo me empeoró y ha decir verdad me sentía todo un asco, me sentía sucia, cada ves que me bañaba tallaba fuerte mi piel para ver si la sensación de suciedad se iba pero era en vano porque aún seguía sintiéndome así.

No he ido a la escuela, había vuelto a caer en una "pequeña depresión" y lo último que quería hacer era salir de mi habitación, mamá, papá y Thomas me habian dado mi espacio saben que esto ya se me pasará como las otras veces.

-Cariño ¿Puedes abrirme?

Me dirigí a la puerta para abrirle a papá. Se le veía triste, me imagino que no debe ser cómodo ver a tu hija en estado de depresión debido a una violación.

-Pasa papá.

-Cariño sabes que me duele verte así y no poder hacer nada para ayudarte.

-Descuida papá, ya se me pasará. Dije con una sonrisa fingida sin mostrar los dientes.

-Sabes que siempre serás mi princesa, y la princesa de papá no debe estar triste.

-Te amo papá gracias.- Por primera vez en días había sonreído de verdad, siempre he amado que papá me diga su princesa.

-Cariño tu madre ha estado preocupada por ti, no has salido de tu habitación en días, no has ido a la escuela, y tampoco has querido comer.

-Prometo que iré mañana a la escuela, es que todo esto es difícil, no la quiero preocupar pero es que con sólo recordarlo me siento horrible.

-Recuerdo perfectamente como estabas, y créeme que si fuera por mi ese desgraciado hubiera pagado lo que te hizo.

-Lose papá, gracias por preocuparte por mi.

-Siempre lo haré, porque tu siempre serás mi pequeña princesa a pesar de que tengas 17, ahora tienes que prometerme no volverás a dejar de comer y que trataras de superar todo esto, porque se que mi pequeña princesa es la chica más fuerte que conozco.

***

-Amelia despierta se nos hará tarde.

-No fastidies Thomas.- Decía aún con voz ronca.

-Bien no entendiste por las buenas, será por las malas.- Y sin darme cuenta tenía el cuerpo de Thomas encima de mi haciéndome cosquillas.

-Levantate miniatura de monstruo.

-Ya desperté.- Decía aún entre risas, nos reímos durante 5 minutos aproximadamente y luego el salió de mi habitación para que yo pudiera arreglarme, Thomas siempre busca la manera de que yo me ría detesta verme triste.

Me dirigí al baño y al mirarme en el espejo pude darme cuenta que mi aspecto no era el mejor de todos, tenía ojeras bajo los ojos, mi cabello era un desastre, me veía más pálida y mis ojos color avellana no tenían brillo. Si definitivamente me veía horrible.

Al salir del baño me dirigí a mi closet y tome lo primero que vi una blusa holgada gris, un Jean, y mis vans color gris por igual, tome un poco de base para tapar la ojeras, y recogí mi cabello en una cola.

-Ya estoy lista.

-Oh cariño cuanto me alegra que decidas ir a la escuela.

-Si, ya estoy mejor.- (mentira) me siento como la mierda.

-Ven vamos a desayunar, tu padre se fue temprano al trabajo y me dijo que lamenta no despedirse de ti, tu hermano aún se está mirando en el espejo no debe de tardar.

-No tengo hambre, lo esperaré en la sala.

-Amelia sabes que no me gusta que estés dejando de comer.

-Lo se, comeré en la escuela lo prometo.

-Amelia vámonos.

-Adiós mamá, te amo.

Al llegar a la escuela me dirigí a mi casillero para sacar los libros de la segunda hora, ya que he llegado tarde para la primera, por fortuna los pasillos están deciertos y no tengo que aguantar las miradas acusadoras de los estudiantes que creen que soy lesbiana.

-Oye me puedes decir donde queda el salón 3C

Esa voz, no puede ser.

¡Alejate de mi! (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora