5. Acercamiento

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Dos hermosas lunas se erguían imponentes en el cielo, una más brillante que la otra, los rayos dorados y centelleantes de ambas se vertían como cascadas al río de líquido dulce y coloro, sus aguas tan masas eran un tónico para el alma y un hombre limpiaba su piel y calmaba su corazón en el divino líquido que ese mundo ofrecía.

Su espalda goteaba mientras que con sus manos limpiaba su pecho. Se pasó una de sus manos por sus cabellos rubios y abrió sus ojos verdes al sentir que no estaba solo.

Intuía que el crujir de las hojas secas fue provocado por las pisadas de esa presencia que lo acompañaba desde ya no sabía cuántos años, era la única de las tantas que se atrevía a acercársele.

Se movió con cautela, con la intención de no asustarla; giró su torso y con lentitud pasó su mano sobre su rostro mojado con el fin de dispersar de sus ojos las gotas de agua que escurrían de su cabello dorado.

A pesar de ser cuidadoso apenas alcanzó a ver como se alejaba corriendo entre la vegetación.

— Siempre con prisa, rojita — negó con la cabeza y una sonrisa dibujada en su rostro.

Salió del agua con el fin de vestirse, llegó hasta la orilla con su cuerpo escurriendo líquido, lanzó un fuerte suspiro mirando a su alrededor. El viento soplaba los árboles y la cálida ráfaga acariciaba su piel recién húmeda, cerró los ojos para sentir la agradable sensación.

Después de unos segundos se inclinó a recoger la ropa que se había quitado previamente a su chapuzón, tomó sus pantalones y bajo estos encontró una especie de fruta redonda color morado del tamaño de una manzana en el mundo terrenal, al verla sonrió y por inercia levantó sus ojos hacia donde la autora del regalo se había escabullido.

Colocó sus pantalones para luego sentarse bajo un árbol y comer la especie de fruta, su sabor era dulce, pero nada parecido a las frutas que había comido en sus años viviendo en su mundo natal.

— A Louis le encantaría, estoy seguro — sonrió recordando a su niño pequeño, casi olvidaba que la última vez que lo vio estaba por convertirse en un joven.

Se preguntaba si sus hijos también eran amantes de las cosas dulces como él. Terminó de comer por puro gusto, pues en ese mundo las necesidades básicas del ser humano no existían. Cuando comía algo de fruta o tomaba un baño lo hacía tan solo para no perder la costumbre, el frio y el calor no existían, los desastres naturales eran desconocidos, vivía rodeado de una eterna primavera; más cuando llovía nunca era con fuerza, podía afirmar que aquel lugar sería calificado como un paraíso, por otro lado, y contrario a toda la perfección, Adrien podía envejecer.

El tiempo no se detenía, pasaba sobre él como si lo hiciera en su propia dimensión, más no estaba seguro cuanto tiempo ya tenía en ese lugar, ni exactamente los años que él tenía. La duración del día y la noche era incierta. Justamente estaba olvidando como eran los rayos de los soles en ese mundo; esas dos lunas ya habían pasado demasiado tiempo erguidas sobre su cabeza.

Rebuscó entre los bolsillos del pantalón y sacó una pequeña piedra afilada. Se levantó una vez más con rumbo al río para hacer uso del reflejo y poder quitar esa barba castaña que ya tenía días creciendo.

Finalmente, su rostro despejado lo hacía ver considerablemente más joven. Buscó nuevamente entre los bolsillos de su pantalón para sacar la única pertenecía que había logrado llevarse esa noche. De su billetera sacó una pequeña foto, la tomó con nostalgia y sus ojos se detuvieron en su yo de hacía ya cuantos años atrás.

Miró su reflejo nuevamente y podía notar que efectivamente había cambiado un poco, nuevamente sus ojos se posaron en los demás integrantes de fotografía que cuidaba como un tesoro. Pasó uno de sus dedos por el rostro de la mujer que estaba a su lado. Ella besaba amorosa su mejilla mientras que el hombre rubio sonriente tenía sentado en su regazo a un niño pequeño que mostraba ampliamente sus dientes blancos lleno de felicidad al acariciar el vientre de su madre.

『CANCELADO』ODIO ESTE FIC POR ESO Esta Historia Nunca ExistióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora