Capitulo 46

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Me acosté a las nueve de la noche aunque sabía que no me dormiría hasta mínimo las doce. Mañana tendría que ir a la casa de Vee a ayudarla con la ropa, por suerte mi mamá saldría después del trabajo y no volvería hasta como las dos de la mañana. Iría con sus amigas a un boliche para gente de su edad. A veces me asustaba el echo de que mi madre quisiera sentirse joven.
Los sábados me quedaba dormida hasta la hora que yo quería, aunque la mayoría de las veces me regañaban por perder más de la mitad del día durmiendo. Mi madre siempre me dice que no tengo que desperdiciar el tiempo ya que uno nunca sabe cuando todo puede terminar. Me dice que hay que disfrutar lo que uno tiene sin pensar en lo que tienen los demás, vivir tu vida ser feliz a tu manera, me lo repite todo el tiempo.
- Levántate- me ordenó mi madre-, hoy no dormirás hasta tarde. Me acompañarás al mercado.
- Déjame dormir- dije mientras me tapaba los ojos con el acolchado-, es sábado.
- Por eso mismo- concluyó-, es sábado, hace buen clima y no te estoy pidiendo que me acompañes te lo estoy ordenando así que te vistes y bajas a desayunar.
- No quiero- me quejé-, déjame dormir tengo sueño. Me levanto todos los días de la semana a las siete para ir al colegio hoy no tengo nada que hacer así que déjame dormir.
Mi madre me destapó y tiró el acolchado al piso, rápidamente se dirigió a la ventana y corrió la cortina haciendo que la luz se filtrara en la habitación. Esto me ponía del malhumor, no tenía ganas de ir a hacer las compras con mi madre, la última vez que la acompañe fue cuando vivíamos en Texas y puedo asegurar que no es nada divertido.
- Vamos, ya estás bien despierta- me recordó-, ahora te vistes y bajas a desayunar.
Arrastrándome me dirigí a la ducha, todavía no estaba despierta del todo. Creo que si me ponían una almohada me dormiría nuevamente. Me vestí (http://www.polyvore.com/never_never_listen/set?id=42643892) y bajé a desayunar. Al parecer mi madre se encontraba de muy buen humor pero yo, todo lo contrario.
- ¿Lista, ya terminaste de desayunar?- preguntó mientras lavaba los platos-, también iremos de compras.
- Genial- murmuré sin ánimos mientras giraba la cuchara en el café.
- ¡Anímate!- exclamó-. ¿Hace cuánto que no hacemos una salida madre e hija? Esto no lo hacemos todos los días.
- Íbamos a ir al mercado- le recordé-, no quiero ir de compras.
- Necesitas ropa de verano- apuntó-, enserio esa remera la tienes hace ya casi dos años.
- Pero la uso porque me gusta- le eché en cara-, podrán comprarme un millón de remeras pero yo seguiré usando esta.
- Lo sé- reconoció-, pero vamos. Hazlo por mi quiero pasar una linda tarde contigo.
Me preguntaba si a mi madre le había agarrado lo mismo que a la de Vee. Por un lado tenía razón, hacía mucho que no salíamos juntas a ningún lado pero un sábado a las diez de la mañana no era tampoco el mejor momento para hacerlo. El echo de tener que probarnos cantidades de ropa para después comprar una sola prenda no me llamaba mucho la atención y menos con el cansancio que tenía.
- Terminé- dejé el plato de lado y me levanté-, estaré esperando el la sala de estar.
Esa era la única forma que se me ocurrió para darle a entender a mi madre que se apurara a terminar de lavar los platos y salir antes de que me arrepintiera de haber aceptado ir al centro comercial con ella.
- Andaba necesitando algo de ropa para la salida que tendré hoy- me comentó una vez en el auto-, ya sabes algo bonito.
- Me pregunto por que ahora se les dio esa manía de volver a su juventud- dije-, ¿no crees que tendrían que hacer cosas para gente de su edad?
- ¡Ese lugar es para gente de nuestra edad!- me echó en cara-, además todo el mundo tiene un joven dentro por más viejo que parezca ser. No creas que tendrás dieciséis para siempre.
Pasamos la tarde dentro del centro comercial, mi madre se compró un montón de ropa. Yo en cambio me compré algunos busos de esos que tanto me gustaban, por más que el verano estuviera empezando yo los usaba igual. También compré algunos jeans y remeras que por alguna casualidad de la vida me pondría de vez en cuando. 
Comimos una hamburguesa en un local de comida rápida y luego sí, nos dirigimos al mercado. Bueno se podría decir que la pasamos bastante bien, mi madre podía ser bastante divertida cuando quería. Ya había olvidado esa parte de ella.
- No la hemos pasado tan mal- comentó mientras abría la puerta de casa-, me tienes que ayudar a sacar las bolsas del auto, por lo menos las tuyas.
Fui hacía el auto y abrí el baúl, esto era lo que odiaba de las compras. Tener que ordenar las cosas. Agarré las mías y subí directamente a mi cuarto, no quería que mi mamá me pidiera que la ayudara con la de las compras apenas tenía ganas para acomodar lo que yo había comprado. Cuando quise darme cuenta ya eran las cinco de la tarde, nos habíamos pasado todo el día paseando por la ciudad, adentro del centro comercial y en el mercado. Como todavía faltaban tres horas para que vaya a lo de Vee decidí dormir una siesta. Todavía seguía cansada. Agarré mi celular y puse la alarma a las ocho de la noche, me quité la ropa y me puse el pijama. Por suerte pude conciliar rápidamente el sueño.
Apagué la alarma del celular con un golpe que lo tiro al piso. Tenía que levantarme sí o sí. Le había prometido a Vee que iría a su casa para ayudarla con la ropa de la cena, en realidad ella ya tenía la ropa pero quería que la viera con todo puesto para que le diga si le quedaba bien o no. Abrí la ventana, estaba segura de que había refrescado un poco. Necesitaba saber si necesitaba ir en Jean o podía llevar un short. Efectivamente el jean sería mejor, sabía que si me iba a las nueve haría a un más frío.
Me duché nuevamente para despabilarme, este era el momento perfecto para usar la ropa nueva. Mi madre todavía no se había ido así que se pondría contenta al ver que me había gustado lo que habíamos comprado hoy por la tarde. Me vestí (http://www.polyvore.com/you_gonna_make_me_lonesome/set?id=42787467). La remera era algo corta, por encima del ombligo pero dado que solo iba a la casa de Vee no tendría porque sentirme acomplejada.
Bajé a la sala de estar, mi mamá ya estaba lista para irse a esa ''fiesta''. Tenía que esperar a que sus amigas la pasaran a buscar y dado que eran mujeres estaba segura de que se atrasarían mínimo uno diez minutos. Me fijé de haber guardado el celular en la cartera, por suerte no tendría que subir nuevamente, se encontraba allí.
- ¿A dónde vas?- preguntó mientras se levantaba del sillón-. ¿Sales con alguien? No me has dicho nada.
Oh que estúpida lo había olvidado completamente, no le había avisado.
- Voy a la casa de Vee- respondí-, tiene una cena con Harry y quiere que la ayude a elegir la ropa.
- ¿Segura? ¿No irás a una cita con algún chico, cierto? Vas muy bien vestida- entrecerro los ojos y me miró con sospecha.
- Sí, segura- respondí resignada-. Cualquier cosa estaré en lo de Vee ¿A qué hora volverás?
- A las una o dos de la mañana- contestó-, si no esto a esa hora en casa llámame. ¿Si? no te quedes en la calle hasta tarde, eh. Te estaré llamando.
- Bueno, debo irme- dije al ver la hora que era, ya llevaba veinte minutos retrasada. Vee debía estar volviéndose loca.
- Adiós, pásenla lindo- comentó, no sabía si lo decía pensando en que me iría a una cita y le había mentido o porque pensaba que yo también iría a esa cena.
Apenas salí de casa, saqué mi celular de la cartera. Tenía ocho llamadas perdidas de Vee. Seguramente estaba más nerviosa de lo que debía estar. La llamé a las apuradas, estaba prácticamente corriendo hasta su casa.
- ¡____, ven rápido, se nos esta acabando el tiempo!- exclamó apenas atendió-, mi madre ya esta lista. Harry va a llegar en cuarenta minutos y yo ni siquiera estoy vestida.
- Ya estoy llegando, me queda una calle espérame abajo- le pedí-, así no tengo que tocar el timbre y nos ahorramos unos cuantos minutos.
- Adiós- cortó apurada, cuando guardé el celular en la cartera ya me encontraba frente a la casa de Vee quien abrió la puerta a las apuradas.
Su casa se encontraba mucho más limpia de como la había encontrado la primera vez que vine. El olor a comida se sentía hasta en el segundo piso. Vee me metió a tirones en su habitación. Tenía el vestido tendido en la cama y un montón de zapatos de taco en el piso, al parecer no sabía cual elegir.
- Tu ve a ponerte el vestido y yo te elegiré un buen par- propuse-, vamos apúrate.
- También debes ayudarme con el maquillaje- me recordó-, igual nos queda tiempo. Tu encárgate de los zapatos.
Mientras Vee se ponía el vestido yo revisé entre todos sus pares tratando de encontrar uno que combinara con el vestuario. Tenía un montón de tacones a comparación con los que tenía yo que prácticamente ni siquiera tenía un par.
- ¿Lo has encontrado?- pregunto desde el baño-, yo ya estoy. Pero debes ayudarme con el maquillaje.
- Trae aquí todo el maquillaje que tienes y te ayudo- le ordené-, esta el espejo del armario.
Vee salió del baño, se veía realmente bien con ese vestido (http://www.polyvore.com/your_world/set?id=42697365&.locale=es). Le entregué los zapatos y mientras se los ponía me dediqué a observar el enorme estuche que tenía lleno de pinturas otra cosa que yo tampoco tenía. Si había algo que faltaba en mi habitación eran tacones y maquillaje.
- Oye Vee, mira que yo no sé maquillar- le avisé-, ósea yo puedo buscarte los colores que quedarían pero no te voy a poner nada porque te haría un desastre.
- Oh entiendo, tu no usas- recordó-, bueno no importa tu dame los colores que piensas que quedan mejor. ¿Cómo me queda?- preguntó Vee mientras se ponía de pie, ahora se veía mucho más alta.
- Genial, el vestido y los zapatos te han quedado realmente bien- comenté sincera-, ahora solo falta el maquillaje.
- No, no mejor guárdalo- me ordenó-, no usaré. Hoy lo haré a tu estilo- ambas reímos-, además para el día del baile tendremos que usar bastante maquillaje y si lo gasto ahora sé que me arrepentiré.
- ¿Estás pensando maquillarme para el baile?- pregunté sorprendida, ella sonrió en forma de afirmación-, oh no, ni lo pienses enserio no me gusta.
- Te quedará genial, solo tienes que elegir el vestido y yo te maquillaré con los colores que combinen- comentó-, además el rimel no te quedará mal tienes lindas pestañas.
- No Vee, no quiero- me negué-, no me maquillarás ese día.
- Claro que lo haré, no te gastes en negarte- dijo mientras guardaba el estuche nuevamente en el baño.
Me quedé sentada esperando a que regresara. Todavía podía quedarme diez minutos más, faltaban quince para las nueve y yo debía irme antes de que Harry llegara. Me levanté para fijarme porque Vee tardaba tanto.
- Oye, linda remera- comentó-, pero es algo corta. ¿Sales con alguien hoy por la noche?
- No- respondí-, luego me voy directo a casa.
- ¿Segura?- pregunto con sospecha-, no parece.
- Sí, segura- respondí- tu y mi madre me han dicho lo mismo.
- Por algo será, no vaya a ser que nos estés mintiendo y te vayas con algún chico- bromeó-. ¿Quién será el afortunado?
- ¡Ay Vee!- me quejé-, no me voy a encontrar con alguien- miré el reloj-, oye ya debo irme. Harry debe estar por llegar.
Vee me acompaño hasta la puerta de su casa, antes de que me abriera la puerta se fijo si Harry se encontraba allí. No, todavía no. Faltaban cinco minutos y sabía que Harry llegaría puntual ni un minuto más ni un minuto menos. Estaba segura de que querría causar una buena impresión.
- Bueno, primero no te pongas nerviosa por que Harry también lo estará y así no pegan una- le aconsejé-, segundo te ves hermosa no te preocupes, a Harry le encantará como estas vestida- le aseguré-, y tercero no pretendas que Harry sea otra persona ¿si? le dije que sea el y que no le preocupe lo que pueda a llegar a pensar tu madre pero igual estoy segura de que le caerá genial y bueno ahora me largo por que debe estar por llegar.
Vee me abrazó y me fui, tendría que caminar unas diez calles hasta mi casa y eso me tardaría mínimo media hora al paso que iba. Sí, estaba caminando a paso de tortuga. No sabía que podría hacer en mi casa a las casi diez de la noche sola.
Cuando entré a casa un olor a perfume que no reconocía me invadió. Sabía que no tenía de que preocuparme pero también sabía que ese perfume no era ni el que usaba mi madre ni el que usaba yo. Ese perfume lo conocía de algún lado pero no sabía de quien era, va en realidad sabía pero como es persona no debía ser tan cercana a mi no podía decir de quien se trataba. Subí a mi cuarto para encontrarme con una imagen que jamás pensé que encontraría.
La ventana se encontraba abierta y las cortinas se movían con el viento. O habían entrado a robar o la persona que me estaba siguiendo y amenazando quiso destruir mi habitación. Todo estaba tirado, la mesita de luz, la ropa, los zapatos, mi cama se encontraba desarmada, la pantalla de mi computadora estaba toda rota esparcida por el piso. Esto me daba mucho miedo, porque entonces era enserio que querían matarme. Traté de encender el velador pero luego me di cuenta que había echo explotar la lamparita. Entonces recordé que dentro de la mesita de luz se encontraban sus notas, las amenazas del tipo que me las enviaba. Si había sido el estaba segura de que se las había llevado para dejarme sin pruebas en caso de que lo llegara a descubrir. Temblorosa y con la cara llena de lagrimas abrí el primer cajón y efectivamente las notas no se encontraban allí. El tipo había entrado a mi habitación para quitarmelas, asustarme y destruirme todo. ¿Qué le diría a mi mamá cuando llegara? Yo no me quedaría aquí en casa mientras tanto, no, no me quedaría sola cuando en cualquier momento ese tipo podría volver y asesinarme pero antes necesitaba fijarme si había destrozado algo más que mi habitación. No podía parar de temblar y las lagrimas caían de mi cara como si fuera una canilla, estaba asustada, muy asustada. Al primer lugar que me dirigí fue al cuarto de mi madre, por suerte no había entrado allí. Ni al cuarto de mi madre ni a ningún otro, se dirigió directamente al mio y entró por la ventana.

No estoy ciego pero todo lo que veo eres tú.|Zayn Malik|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora