II

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Los reyes, cansados por la actitud rebelde de su pequeño hijo que estaba comenzando a ser cada vez mas frustrante, a pesar de ello no tirarían a la basura todo su trabajo, la historia de sus generaciones pasadas que mantuvieron la paz en Leicester solo por la rebeldía de un mocoso, no dejarían que JungKook tiré a la basura su imagen y su nombre.
Uno de los mayordomos entró a la habitación del pequeño heredero para levantarlo, tal como le había ordenado el rey Kyuhyun.

El hombre empujó la puerta de la habitación del pequeño pelinegro con suavidad, al estar dentro fue de inmediato hasta la cama y movió suavemente a JungKook del hombro buscando de esa manera despertarlo. Por su parte, el mismo Kook había estado despierto desde el momento en que el sirviente cruzó la puerta, mas no deseaba, no quería tener que salir a fingir que estaba feliz y de acuerdo con todo lo que sus progenitores le habían impuesto.

—Principe JungKook, debe levantarse. Sus padres le esperan para arreglar los asuntos de su compromiso.

Por mucho que quería ignorarlo, no podía así que luego de escuchar las palabras de aquel hombre al servicio de su familia simplemente se levantó de la cama, talló sus ojos y se dispuso a darse un baño, debía estar presentable al menos ¿No? Después de todo él seguía siendo un príncipe.

Como de costumbre se tomó su tiempo, para cuando salió de su habitación hasta la hora del desayuno había pasado y si bien las sirvientas le llevaron sus alimentos, optó por saltarse ese tiempo de la alimentación. Bajó la enorme escalera de forma lenta, cualquiera que lo viese en esos momentos notaría a kilómetros su para nada buen estado de ánimo. Estaba a punto de dirigirse al despacho de su padre cuando notó la presencia de aquellos hermanos que reconocería en cualquier lugar del mundo, compartió un par de miradas cómplices y sus pasos cambiaron de dirección hasta ellos inmediatamente.

Los chicos sabían que debían apurarse si querían escapar de todas aquellas tediosas obligaciones al menos durante ese día, bastaron tan solo unos minutos de casi correr para que se adentraran entre los frondosos árboles que daban la bienvenida a los exóticos jardines del palacio.

Los jovencitos se adentrarón lo suficiente hasta dar a su pequeño escondite, un enorme invernadero que los reyes habian dejado de usar, y que estaba lleno con herramientas de jardineria, al cual solían acudir cuando no tenían ganas de lidiar con todo el embrollo de ser parte de la realeza. De todos modos nadie se aparecía por aquel lugar, o eso era lo que ellos creían.

Mientras los tres chicos permanecian conversando animadamente de un millón de cosas como solían hacer muy pocas veces, el ruido de la entrada los sobresaltó, un joven pelinegro habia entrado al invernadero, Park Jimin, el empleado más joven que la familia Jeon Le Cour poseía.
Sus oscuros ojos se cruzaron con los del pequeño heredero JungKook por un momento antes de seguir su camino, tomó un par de herramientas y salió sin decir nada, haciendo a los presentes suspirar. Mientras que Jimin se mordía el labio inferior y trataba de apurar sus pasos para alejarse lo más pronto que le fuera posible.

El joven principe mantuvo su vista en la puerta hasta perder de vista la figura de su empleado, él era diferente a todos, JungKook aún recordaba como lo había conocido.

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El pequeño JungKook de solo 8 años estaba jugando en la sala principal del palacio cuando por la puerta principal apareció Park Tiffany, la mujer encargada de llevarlo a sus clases y darle su desayuno cada mañana, técnicamente era como una especie de nana. Ella había estado con el desde que nació, le tenía mucho cariño, pero a medida que envejecía parecía estar mas debíl e incapaz de sostenerse en pie, el ciclo de la vida.
El pequeño principe corrió a los brazos de Tiffany para saludarla, hacía una semana que ella no se había aparecido por el palacio y la echaba tanto de menos, no era lo mismo ver a Dasom llevando su desayuno que aquella amable mujer a la cual tanto apreciaba.

Ella lo recibió feliz dejando un beso sobre sus mejillas y de paso una mancha de su labial rojo en cada una, observó hacia un lado de ella en cuanto algo había llamado su atención, se encontraba sujetando la mano de un pequeño el cual parecia ser casi de su edad, sus cabellos de color negro hacian juego con el negro de sus ojos, tenía unos labios bastante regordetes de un tono rosa.
JungKook le sonrió amablemente y se presentó con el ahora desconocido chiquillo. Mientras en sus pensamientos cabía la posiblidad de tener un nuevo compañerito de juegos en aquel aburrido lugar.

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–¡JungKook!

La voz de Irene lo precipitó sacandolo de sus pensamientos, giró la cabeza justo a tiempo para ver a la chica cubrir su boca con ambas manos apenada por haber usado ese tono hacia el principe a lo que rapidamente se disculpó.

–¿Estás bien? –Cuestionó Taehyung dirijiendo su mirada a donde JungKook había estado mirando todo aquel rato con cierto recelo.

–Es el sueño, nada importante.

Luego de pronunciar aquella excusa para nada creíble sacudió la cabeza saliendo de sus pensamientos ahora por completo al escuchar la risa de Irene mientras la joven corría detrás de su hermano golpeandole a modo de broma con una la ramita de un árbol. Sonrió ante la escena más aún le había quedado cierto sin sabor después de la repentina aparición por parte de Jimin.

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⏰ Última actualización: Sep 06, 2017 ⏰

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