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Hoy fui a visitarte a tu casa. Te negaste a recibirme.

Pero yo me escabullí en tu cuarto. Tu habitación estaba hecha un desastre, las sabanas en el suelo, el espejo roto, los objetos en su tocador esparcidos y derramados por todas partes. Tu closet tenía escrita una enorme "A" escrita con labial rojo en la puerta.

Y tú, estabas apoyada en la pared llorando, mirando hacia la ventana, casi parecías hipnotizada, estabas ida, ensimismada, con una herida en la palma de tu mano. Tu ropa estaba sucia y llena de un líquido anaranjado, tu cabello cubría tu rostro, estaba grasoso.

Ahí me di cuenta, habías tocado fondo.

Entre en pánico, pero no te deje sola. Te abrace, te grite para saber que ocurría, te di una cachetada (leve). Te arrastre al baño, te desnude y te metí en la bañera, pase la esponja por tu cuerpo, acaricie tu piel... te limpie, te hice mimos en el cabello. Cerraste los ojos, estabas relajada, habías conseguido la tranquilidad. Comencé a cantarte, y poco a poco te quedaste dormida. Te arrope con la toalla, te seque con esta, te acosté sobre la cama destendida.

Busque en tu closet, algo cómodo, un pijama y ropa interior. Mis mejillas enrojecieron.

Te puse la ropa y vendé tu herida, te di un beso en la frente y me levante. No me iba a ir con tu cuarto así, ordene tu habitación, desmanche el piso y las paredes, recogí todo lo que había en el suelo e hice el experimento de tender la cama sin despertarte. Misión cumplida.

Te arrope con las cobijas y me despedí de ti susurrándote algo que por el cansancio no entendí.

S  H  E    ►TERMINADA◄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora