Y entonces Selene una vez más se preguntaba dónde estaba su querido Apolo, caballero de reluciente armadura dorada, pintada en rayos, resplandeciente al cielo, sin pasar desapercibido, llamando la atención de aquellos reales, molestando a aquellos más necesitados, llameante carruaje, transporta al errante, despejando tinieblas, oh querido Apolo, espero el eclipse para encontrarte una vez más, carente de tus brillantes caricias no se estar, ¿me permites de tu luz depender aún más?, si no estás tú, entonces dejare de brillar, porque mi luz depende de ti y nadie más, las estrellas me susurran "espera paciente, ya se encontraran" y yo no puedo hacer más que seguir en rotación, alrededor de los demás, siguiéndote, esperando poderte encontrar.
