- Perdona, ¿está ocupado este asiento?
Cuando Jack levantó la cabeza y encontró su mirada con la de ella, sintió como si el corazón se le saliera del pecho.
Llevaba sin verla desde hacía ya una semana. No se había atrevido a acercarse a su casa a saludarla y a darle la bienvenida. Parecía que sus caminos no estaban destinados a encontrarse. Por eso, no podía creerse que estuviese ahora delante de sus narices, mirándole sonriente y señalándole el pupitre que estaba vacío a su lado en la clase.
- N-no...creo que no...- tartamudeó como un tonto. Nunca se había quedado sin palabras.
- Genial, entonces- ella sonrió y se sentó rapidamente.- Soy nueva aquí, ya has visto- se apresuró a aclarar la chica.
- Lo sé- alcanzó a responder Jack- Eres mi vecina.
La chica alzó las cejas, sorprendida.
- ¿De veras? No te había visto antes.
Jack suspiró. Como esperaba, ni siquiera se había fijado en él. Todo lo que hiciera sería una pérdida de tiempo.
- No salgo mucho- comentó Jack- Será eso.
- Será- esbozó una sonrisa- ¡Qué rabia! No conozco a nadie aquí, vengo de Londres y, si te digo la verdad, necesito desesperadamente un amigo. Por cierto, soy _______ (tn) ________(ta)
- Yo soy Jack. Jack Redfield.- sonrió por fin. Sabía que tal vez se estuviera poniendo colorado, pero no le importaba.
_______ era guapa. Muy guapa. Le miraba con sus brillantes ojos almendrados que derrochaban simpatía y ternura. Los tirabuzones le caían alrededor de su blanco rostro. Jack nunca había visto a una chica igual, y le dolía pensar que ella no fuera para él.
- Podríamos quedar un día- la propuesta salió de sus labios sin que él mismo se diera cuenta. En realidad, no había querido decirlo en voz alta- Si te apetece, claro. Así te enseño el lugar.
_____ le observó fijamente en silencio durante unos instantes. Se vio reflejada en sus cálidos ojos verde esmeralda. Jack se estremeció y se mordió el labio, temiendo haber ido demasiado rápido y haberla incomodado.
Por fin, la joven rompió el silencio con una exclamación ilusionada:
- ¡Oh Jack! ¡Me encantaría!
Jack le sonrió a su vez y ella apartó la mirada, tal vez algo ruborizada. Se atusó el flequillo y comenzó a preparar sus cosas.
El profesor de Ciencias entró y comenzó a explicar la tediosa lección de Química sin atender a las quejas y a las constantes protestas de sus alumnos. Pero Jack se sentía demasiado satisfecho para que aquello le amargase el día.