Capítulo Tres.

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—¿Pagaste qué cosa? —Pregunté incrédulo.

—Ven, en el camino te lo explico. —Me agarró del brazo y me jaló hacia él y me separé de él con brusquedad.

—No necesito que me toques, ya me tocaste mucho esa noche. —Sentí mi sonrojo, aún no recuerdo totalmente lo que pasó esa noche. Me alegro no poder recordar absolutamente nada. Me subí al coche como por quinta vez esta semana. Me preocupa la poca ausencia que tiene Aaron en mi vida. ¿Por qué tanta obsesión conmigo?

—¿En serio no quieres saber que pasó esa noche?

—No.

—¿Estás seguro?

—Estoy muy seguro.

—¿Seguro?

—¡Que sí, mierda! —Estallé.

—Me doy cuenta que tienes un carácter muy fuerte, algún día serás mío. —Ignoré cada palabra. ¿Ser suyo? Pero que tonterías. —¿Estás confundido con tu sexualidad? —Tensé mis nudillos. ¿Soy muy notorio?

—N-no.

—Te acabas de tensar y tu forma de hablar te delata, no soy un experto para comprender que estás mintiendo.

—No estoy dudando de mi sexualidad. —Dije con más firmeza.

-No soy nadie para meterme en tus problemas, pero realmente me importas y mucho. -Rodé mis ojos.

—Bien, puede que sí esté un poco confundido, anoche estuve viendo porno y no me excité como antes lo hacía. —El auto dio un giro repentino que me sobresaltó. Creí que íbamos a chocar con otro auto frente a nosotros. —Pero, ¿qué te pasa? Ten más cuidado.

—Entonces no digas esas cosas. —Dijo con el mismo enojo y susto.

—¿Qué dije?

—Sabes lo que dijiste, no te hagas.

—¿Cuándo vamos a llegar? Ya estoy harto de hablar contigo.

—No te precisa nada, tus padres creen que estás entrenando y no tienes teléfono para comunicarles donde estás. Estás seguro conmigo, no te haré nada de que te vayas a lamentar.

—Me violaste y en estos momentos me estoy lamentando.

—Pero esa noche disfrutaste, no le puedes llamar violación a una petición que me hiciste, ¿cuánto tomaste?

—Yo no te pedí que me violes.

—Te niegas porque no recuerdas, espera a recordar, si realmente eres hetero será un golpe muy duro para ti.

Aaron estacionó afuera de un bar. ¿En serio me está invitando a tomar? Bajamos del auto y entramos al local. No había mucha gente, seguramente por la hora, todavía ni siquiera es medio día. ¿Quién invita a tomar a una persona en la mañana?

—¿Qué desean beber? -Nos preguntó un barman.

—Un Ron de la casa y para el joven el licor más ligero que tengan. —Aaron se tapó la boca musitando algo inaudible, pero que realmente escuché. —Agrégale una "ese-e-ex".

No había entendido eso último. Seguro había escuchado mal y tal vez no era lo que pensaba. El hombre al otro lado de la barra caminó hacia el estante de vinos, licores fuertes y ligeros. Era como ver joyas líquidas.

Cuando nos entregó la bebida a cada uno primeramente la inhalé. Luego le di un sorbo, no sabía casi nada a alcohol, tenía un sabor dulce y me agradaba. La bebí hasta la mitad y sentí una sensación eléctrica desde la punta de mis pies hasta la coronilla de mi cabeza. Quería tomar más de esta cosa, pero luego detuve mis pensamientos. ¿Qué acabo de pensar? ¿Quieres terminar como la última vez? No, así que compórtate. Me dije.

Solo Tengo Dieciséis Años [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora