U N O

73 10 9
                                    

-¿¡Por favor puedes parar de molestarme e irte a tu habitación de una jodida vez?!-apunté con un cojín acertando en la cabeza de mi hermana sin la preocupación de que empiece a lloriquear. Es verdad, quizás me había pasado un poco de la raya al decir malas palabras frente a una niña de nueve años pero no estaba en mi mejor momento y no quería ninguna fastidia a mi alrededor-¿Aneu vete ahora o acaso quieres que te eche a patadas?

-¡Naory!-dijo ya con sus lagrimas en las mejillas.-Mamá dice que no digas malas palabras, además prometiste salir conmigo a buscar dulces, ¡tú nunca rompes tus promesas!

Punto a favor para ella. Odiaba romper las promesas y si una persona se compromete con algo es para cumplirlo. Intenté esquivar su mirada, viendo hacia el techo, el suelo y las paredes pero su carita de perro abandonado ganó mi visión. Además fue mi idea de que se disfrazara de Maléfica, tenía su vestuario y su maquillaje intacto, era el puto disfraz más perfecto que había visto en mis diecisiete años de adolescencia, ni yo me disfrazaba así de bien cuando tenía su edad. Vencida por la pequeña satán me levanté de mi cama y la miré de brazos cruzados.

-Está bien, pero ni de coña voy disfrazada y...-dije mientras indicaba todas las esquinas de mi habitación-tendrás que ordenar mi habitación, cuando termines podremos salir.-Si iba a ir a las calles mientras mi estado de animo se encontraba inestable lo mejor que podía hacer era aprovechar la situación y poner algunas condiciones.

-Per...-intentó decir algo pero inmediatamente puse mis dos manos en su boca.

-Nada de peros, no querrás perderte todos esos dulces ¿verdad?-dije incentivándola para que el trato no se rompiera.-Te vas a demorar menos de diez minutos, mientras me arreglaré ¿vale?

-Esta bien...-respondió ya con algunas prendas de ropa que estaban tiradas bajo la cama.

Le tomará mas de treinta minutos, lo cual era suficiente tiempo para cambiarme de ropa y maquillarme. Decidí vestirme lo más abrigada posible, ya que se escuchaba como el viento chocaba contra nuestro departamento y además mi teléfono marcaba que sólo habían once grados. Mi hermana se rehusó a ponerse un abrigo, dijo que le quitaba "la magia" al disfraz.

Cuando salí del baño ya arreglada, pude ver como mi cuarto había quedado tal cual como hace unos años, ordenado y todo en su lugar. Aneu esperaba sentada ya con su calabaza para depositar los dulces que iba a ganar. Bajamos juntas al primer piso donde nuestros padres nos esperaban sentados frente al televisor. A mi madre le daba igual que Aneu salga desabrigada a las calles, opina que está en la edad para disfrutar antes de preocuparse por sus estudios, como es mi caso.

-Antes de que se vayan déjenme tomarles una foto-dijo mi padre sacando su teléfono de su pantalón mientras mi madre iba por la cámara fotográfica la cual tenía una mejor resolución.

-Paso-abrí la puerta y esperé en unos sillones del primer piso del departamento. El edificio en si era grande, tenía treinta plantas y además tenía un subterráneo donde se encontraba el gimnasio. Lo único malo es que estaba ubicado un tanto lejos del centro de Seúl y también del instituto. El aburrimiento me ganaba al ver que Aneu se demoraba un siglo y lo único que podía hacer era jugar con mi teléfono y ver las redes sociales. Al perecer todos los de mi clase estaban en una fiesta a la cual yo también estaba invitada. La diferencia es que yo odio las fiestas, se basan únicamente en alcohol, drogas, sexo, más alcohol, más sexo y mierdas. Mientras seguía debatiendo sobre las fiestas pude ver como una pequeña niña salía del gigantesco ascensor hacia mi ubicación.

-No te ha llegado el periodo, no te maquillas, no vas a conquistar a nadie y a pesar de eso te demoraste más de lo que yo hago en esas tres cosas juntas-exclamé un poco enojada al ver que ella sólo se reía.

Dulce o truco ✧ Kim Taehyung  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora