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Esta historia comenzará a partir del final alternativo, el cual fue el verdadero final. Si no lo leíste, es mejor que lo hagas pues no entenderás parte de la historia. Besos.

   El goteo del suero en su mano ya le había fastidiado, todos los doctores que pasaban miraban a la habitación pero nadie le ayudaba con sus manos bajo mas su pequeño gorro el cual le había obsequiado una enfermera mientras dormía y con eso pudo cubrir sus orejas puntiagudas las cuales había aprendido a detestar al igual que aquella sobresaliente cola, por las noches lloraba de puro coraje, y tristeza pues no hacían mas que recordarle a su amado del cual ya nunca volvió a saber, lo había abandonado, era lo mas logico, ¿No? Lo destrozo, lo desfiguro y cuando se harto lo dejo, se sentía como un juguete, uno muy reemplazable.

  Se encontraba jugando con sus dedos cuando alguien en mucho tiempo irrumpió en la habitación, era un doctor, de cabello rubio y su barba comenzaba a crecer, tenía unos llamativos ojos azules y unos tatuajes se notaban un poco, sus ojos se encontraron y el corazón del mayor se detuvo quedo fascinado con tan hermosa niña que se acerco a el y se sentó a su lado.

          - Hola, pequeña, ¿Qué haces aquí?- pregunto el joven doctor.

         - Yo no lo sé... Me trajeron aquí- Explicaba el menor sintiéndose temeroso ahora.

         - Espera aquí...- Dijo el doctor y acaricio con cariño su cabeza.
 
  Salio de la habitación y luego se dirigió a la recepción preguntando acerca aquella bonita paciente.

           - Hey, hola, Miriam, ¿Quién es la hermosa niña en la 21?- Pregunto Bert, alzando sus pobladas cejas.

             - Doctor Bert... en la 21, no hay ninguna niña...- Hablo la enfermera con seguridad.
   El joven doctor estuvo apunto de replicar pero al recordar a la bonita niña lo dejo, soltó una risa y negó.

               - Perdoname Miriam que distraído soy...- Hablo el rubio.- Pero... Que lindo peinado...- Dijo antes de irse guiñandole un ojo a la enfermera.

    Al estar en el cuarto con el menor, este aun seguía nervioso mirando sin entender.

          - Entonces... No recuerdas por que estas aquí...- Hablo el doctor; El menor solo supo negar con su cabeza.- Y ni tienes a donde ir... - Murmuró una vez mas, alzó su mirada solo para ver si el ojiverde lo miraba pero eso no paso, el pequeño seguía con su mirada baja.- Escucha, no puedes seguir aquí.... - explico el doctor.- Pero... Puedes quedarte en mi departamento... Odiaría dejar a una niña tan bonita sola...- Hablo el rubio y poso una de sus manos en el muslo mutilado del menor.

         - Geraldine.... - Hablo el menor.

         - Es un hermoso nombre, pequeña...

     Sin duda Gérard aún era demasiado inocente.
    Y Bert... Bueno a sus 35 años aún era muy precoz.

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⏰ Última actualización: Sep 08, 2017 ⏰

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