Observaba con detenimiento mi imagen reflejada en el espejo, de apoco estire mi mano y comencé a quitarme los accesorios de encima y luego procedí al maquillaje, hacer esto me ayudaba a sentirme mas liviana, libre, casi como si la mascara desapareciera.
pero la mascara nunca se caía, siempre iba a estar recordándome que tengo que pisotear a otros para ganar y ser feliz, lo que no entiendo es que he pisoteado a todos, ¿como es que aún no logro ser feliz?, ¿como es que ganar ya no me completa?
—Si los demás te vieran Ámbar, eres patética—comenté con desprecio a mi reflejo—, la reina de la pista, la mas popular, millonaria y con una excelente vida, ¿como es entonces que estas tan sola?.
Me levante frustrada de la silla y agarre mi cabeza entre mis manos, sentía como mi cabeza iba a explotar y apenas una lagrima se resbalo por mi mejilla estire mis brazos y empuje todo lo que estaba en el tocador al suelo, escuche el sonido de cosas romperse y de inmediato apreté mi mano al sentir un dolor punzante, sangre corría de mi palma.
Bufe molesta y con el pijama puesto baje hacia la cocina con el fin de limpiarme y tomar un paño prestado.
Irrumpi en ella y me quede congelada.
—Simón ya te lo dije, no hay modo de que descubra la verdad sobre mi pasado—Simón iba a contradecir a Luna cuando me vio en la puerta, su vista bajo a mi mano que apretaba y frunció el ceño acercándose a mi.
—¿Estas bien?—trato de tomar mi mano pero me aleje de un salto.
—¿Que haces tu aquí?, que hacen siquiera despiertos ya es tarde—mi tono de voz era alto ya que estaba cabreada de que siempre tuvieran que estar en todos lados donde estoy, eran una maldita plaga.
—Simón ya se iba y vine a dejarlo a la puerta—comentó Luna un poco decaída, me fije en que ella igual usaba pijama—, ¿pero tu estas bien?
Tragué con fuerza pensando en que podía inventar
—Perfecta, solo que la inútil de Amanda debió quebrar algo y cuando estaba ordenando mis joyas me he cortado—comenté, pase entremedio de ellos empujando a ambos y coloque mi mano bajo el agua, suspire fuerte al sentir el agua fría y tome el paño mas cercano— , es tarde, Simón deberías irte ya.
—Si, claro. pero, ¿segura que estas bien?—pregunto esta vez mas cerca para que solo yo pudiera escucharlo, me encogí de hombros con una mueca.
—Siempre lo estoy.
Observe como el paño empezaba a teñirse de rojo.
—Traeré unas vendas, eso está sangrando mucho—dijo Luna y corrió fuera del lugar.
—Neta, ¿no te duele?.
Rodee los ojos ante la insistencia de Simón
—No Simón, ¿cuantas veces tengo que decirte que estoy bien?
—Lo siento—se disculpó y agacho la mirada— , es solo que me preocupo por ti.
Mi respiración paro de golpe y lo quede mirando sorprendida.
—No merezco esa preocupación, no merezco segundas oportunidades, Matteo tenía razón, me advirtió que me quedaría sola y mírame—exclamé señalándome, me senté en una de las sillas que habían cercas y reflexione sobre lo que le estaba contando—, soy patética.
El se sentó rápidamente frente a mi a la vez que negaba con la cabeza.
—No no no, no estas sola Ámbar, yo siempre estaré ahí, ¿bien?—asentí cohibida y el tomo ambas de mis manos, incluyendo la que estaba envuelta en el paño—, no importa el daño que causaste o que te sientas perdida, yo no me daré por vencido.
—Eres demasiado bueno para este mundo Simón— susurré y el me envolvió en sus brazos.
—Ya chicos las encontré, ¿paso algo?— Luna se acerco y dejo las vendas en la mesa, Simón se paro y ella tomo asiento, primero retiro el paño a la vez que me limpiaba y luego cubrió mi mano con la venda, al final hizo un nudo y yo solo podía pensar en como ella seguía radiante y dispuesta a ayudarme aún cuando le había hecho mucho daño.
—Gracias Lunita—exclamé, me levante y les sonreí a medias—, de verdad gracias pero estoy muy cansada.
—Claro no hay problema, nos vemos Ámbar—se despidió Simón y Luna solo sonrió, salí un poco ida de la cocina y subí rápido a mi habitación.
Sabia que ellos siempre me perdonarían lo que hiciera, pero de un modo saber que Luna era la verdadera Sol Benson me había destruido, esa chiquita había logrado quitarme todo y ni siquiera lo intentaba, Simón aparentemente era lo único que tenía y aparte debía compartirlo con ella.
Estar con el me hacia sentir mejor, sabia que podía llorar y nadie me juzgaría, mi mascara con el no existía, ¿seria esto el famoso karma?.
Negué con la cabeza rápido y me senté en mi cama.
Si supieran que yo quebré el patín de cristal de Juliana, ni siquiera Simón seria capaz de mirarme a los ojos otra vez, y de solo imaginarlo sentía como mi pecho se contraía.