❥ never seems enough for you

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Han pasado quizá demasiados años desde que Kim JongDae se mudó al vecindario donde actualmente reside. Todavía vivía en un pequeño pueblo que quedaba un poco lejos de la capital, aquel monstruoso lugar al que deseaba mudarse un poco más adelante.

JongDae había escuchado que cuando las personas vivían en la ciudad, los sueños se hacían realidad, y él verdaderamente quería que algo bueno le sucediera después de tanto tiempo. Su familia no era adinerada, ni tenían la mejor casa. Vivían en un lugar decente, sin embargo, y las personas eran muy amigables. JongDae recuerda que fue por eso mismo que conoció a quien era hoy en día, su mejor amigo.

El muchacho suspiró, recargado en el montón de cojines que tenía en un sillón viejo junto a la ventana de su cuarto, pestañeó un poco para desperezarse, observando las luces de la calle encenderse lentamente mientras que cada una de aquellas farolas lo hacían sentir un revoltijo especial en el estómago.

Recuerda muy bien la primera vez que conoció a Kim MinSeok, su vecino de al lado. El muchacho que en ese entonces era un niño muy amable y regordete, estaba montado en una bicicleta de colores con un montón de papeles platinados colgando de los cuernos para que se agitaran con el viento mientras él pedaleaba.

MinSeok llegó a su vida como un cohete, como un cometa o alguno de esos astros espaciales, porque casi lo había aplastado cuando se le atravesó a la bicicleta sin haberlo visto. Tenía en ese entonces apenas nueve años y su vecino, que terminó frenando a último momento y tirado en el piso por el repentino cambio de velocidad, tenía doce años.

Los brillantes ojos de MinSeok lo hicieron perder la cordura, JongDae no va a mentir sobre ello, él siempre se dijo que había sido amor a primera vista. Y no sabe exactamente de qué, si de sus cachetes abultados, la forma de su nariz, sus bonitos y delgados labios, los peculiares ojos que lo observaban con curiosidad o quizá su forma de sonreír.

Se había hecho amigo de MinSeok desde ese mismo día, y habían empezado a pasar tiempo juntos, quizá demasiado para su propio bienestar mental.

Pero a JongDae no le importó enloquecer en la adolescencia, MinSeok le hacía perder la cordura con una sola mirada cómplice que le daba, le hacía sentir que podía salir flotando entre las nubes y perderse en el cielo cada que lo tenía cerca, cuando sus hombros se rozaban al caminar o cuando incluso MinSeok se tomaba la libertad de tomarlo del brazo para ir juntos a casa si se lo encontraba en algún lado.

Pero también fue en ese periodo de tiempo cuando JongDae se dio cuenta de que al parecer no tendría una oportunidad con MinSeok, porque el muchacho que ya estaba en su último año de preparatoria, comenzó a salir con un chico mayor, uno que ya iba en universidad.

Era alto y guapo, de piel ligeramente bronceada y con una sonrisa que todos llamaban encantadora, pero que a él se le antojaba demasiado hipócrita. JongDae lo recordaba bien, se llamaba ChangMin y hacía a su querido hyung enloquecer.

Fue así como a sus cortos quince años, Kim JongDae fue sentenciado a esa zona de la que ChanYeol le había hablado alguna vez, cuando tuvo un ligero enamoramiento con Do KyungSoo, y que al declararse, KyungSoo le había dicho que únicamente lo veía como un amigo.

Cabe destacar que con el paso de los meses, JongDae a pesar de no haberse declarado como su buen amigo Chan, se sentía cada vez más dentro de esa zona de amigos de la que al parecer jamás saldría. Porque la vida amorosa de MinSeok parecía ir bastante bien sin él.

It's gonna be me ❀ ChenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora